¿Acepta la derrota? Donald Trump admitió que puede perder el estado de Georgia, tradicional bastión republicano.

Cuarenta y ocho horas después del cierre de los comicios más concurridos en 120 años, Estados Unidos contenía ayer el aliento a la espera de los resultados finales de las elecciones más reñidas en décadas. Pero, igual, el candidato demócrata, Joe Biden (77), estaba más cerca de convertirse en presidente, mientras, Donald Trump sufría tres reveses consecutivos en su polémica ofensiva legal para detener el recuento de votos en estados decisivos.

Biden seguía ayer a sólo seis de los 270 electores que un candidato necesita para ganar la Presidencia de EEUU, una cifra que alcanzará ganando en cualquiera de los cuatro estados donde aún sigue el escrutinio y donde todavía no fue proyectado un vencedor: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada.

Las cadenas CNN y Fox son los que le suman a Biden los 11 electores de Arizona a pesar de que faltan por contar algunos votos. Sin estos electores, Biden suma 253 escaños.

En Nevada, Biden estiró ayer fuertemente su ventaja en unos 4.000 votos, desde los 7.647 a casi 12.000 con el 76% de votos escrutados.

De todos modos, allí esperan terminar el conteo durante el fin de semana.

En Georgia, en tanto, un juez rechazó una demanda interpuesta el miércoles por la campaña de Trump para que se frenara el recuento hasta que se desecharan votos recibidos por correo y se fiscalizara que el escrutinio estaba cumpliendo con todas las leyes.

Allí faltan contar unos 47.000 votos y la diferencia es de casi 12.800 a favor de Trump, pero Biden avanzaba y achicaba esa ventaja.

En Pensilvania, la Justicia decidió frenar el escrutinio y luego la Corte Suprema lo reactivó. Aún se están analizando recursos presentados por la campaña del presidente, pero el conteo continúa, ya alcanzó el 88% y la tendencia es que Biden está achicando la brecha.

Carolina del Norte detuvo su escrutinio hasta la semana próxima, pero la atención no está puesta allí, donde Trump mantiene una ventaja también pequeña, pero con mejor proyección.

Aunque los principales medios ya proyectaron a Biden como ganador en Michigan, la campaña de Trump había intentado el miércoles frenar ese escrutinio en los tribunales, pero, como en Georgia, su pedido fue rechazado.

Pese a estos reveses, referentes republicanos cercanos al mandatario interpusieron ayer una nueva presentación judicial, esta vez en Nevada, para que se detenga el conteo de miles de votos que ven como "ilegales".

En conferencia de prensa en Las Vegas, el exfiscal general de Nevada Adam Laxalt y el exdirector nacional de inteligencia Ric Grenell dijeron que miles de personas votaron en Nevada pese a que ya no residen en el estado.

A lo largo del día, Trump, de 74 años, dejó claro una y otra vez que no aceptará la derrota sin cuestionarla tanto en lo discursivo como en lo judicial.

"Ganamos esta elección", dijo desde la Casa Blanca ayer, cuando denunció que había habido "fraude".

"Cualquier voto que haya llegado después del día de las elecciones no será contado", escribió ayer el presidente en Twitter. "Detengan el conteo", exigió.

En paralelo, su campaña emitió un breve comunicado para reforzar su ofensiva en la Justicia: "Si cuentan los votos legales, ¡fácilmente gano la elección! Si cuentan los votos ilegales y tardíos, ¡nos pueden robar la elección!"

Sin embargo, el conteo continuaba en los estados en disputa y Trump acumulaba 214 votos electorales, mientras que su rival, 264.

En este contexto de incertidumbre y denuncias, un silencio que cada vez se hace más evidente es el del Partido Republicano.

Hasta ahora, ningún dirigente del oficialismo, por fuera del círculo íntimo del presidente, apoyó públicamente las denuncias de fraude o llamó a anular votos.

  • Nuevo mensaje de tranquilidad de Biden

En un nuevo mensaje breve, cauto y sin ningún triunfalismo, el candidato presidencial opositor de EEUU, el exvicepresidente Joe Biden, pidió ayer que todos los ciudadanos "tengan paciencia", llamó a "la calma" y se mostró confiado en que "el proceso (electoral) está funcionando".

Desde el centro de Delaware, su estado natal y donde se encuentra su búnker electoral, Biden no habló de los resultados que faltan en los cuatro estados clave que tienen en vilo al país. Sólo hizo una mención optimista: "Estamos satisfechos con el lugar en el que estamos."

Serio y lleno de confianza, llamó a la calma, luego de una jornada en la que el presidente y candidato a la reelección, Donald Trump, denunció un fraude electoral una y otra vez, y acusó a las autoridades electorales de los estados con final abierto de estar contando "votos ilegales".

A dos días de las elecciones, las proyecciones benefician a Biden en el Colegio Electoral y ya no hay dudas de que ganará con comodidad el voto nacional popular: 50,5%, o 71.772.708, frente al 47,9%, o 68.120.263, de Donald Trump. Así será el candidato más votado de la historia.

  • Georgia suma misterio al Senado

 

ESPERANDO. Seguidores de Trump se manifiestan en Miami, mientras se esperan los resultados definitivos.

La carrera por el Senado de EEUU en Georgia entre el republicano David Perdue y el demócrata Jon Ossoff parecía ayer encaminarse a una segunda vuelta, una contienda que podría determinar el control de esa cámara junto a un par de elecciones aún no resueltas.

Perdue, aliado de Donald Trump, vio cómo su participación en la votación bajaba del 50% en los recuentos, lo que estrechaba su competencia contra Ossoff y Shane Hazel, del Partido Libertario.

Con el 98% de los votos contados, Ossoff tenía el 47,7% y Hazel el 2,3%. Según la ley electoral de Georgia, un candidato ganador debe recibir más del 50% para evitar una segunda vuelta el 5 de enero entre los dos principales candidatos. Los funcionarios electorales de Georgia aún no han dispuesto una segunda vuelta. "Si se requieren horas extras cuando todos los votos hayan sido contados, estamos listos", dijo el director de la campaña de Perdue.

La campaña de Ossoff dijo que "cuando se celebre una segunda vuelta en enero, los georgianos enviarán a Jon al Senado". El otro senador de Georgia, el republicano Kelly Loeffler, ya se enfrenta a una segunda vuelta en enero contra el demócrata Raphael Warnock.

La segunda vuelta podría dejar el control del Senado suspendido hasta dos días después de la juramentación del próximo Congreso el 3 de enero, creando una nube de incertidumbre para la agenda legislativa. Los demócratas, que tendrían que conseguir al menos tres escaños en el Senado de manos de los republicanos para ganar la mayoría, vencieron a Martha McSally de Arizona y Cory Gardner de Colorado. Pero con la pérdida del senador demócrata Doug Jones en Alabama, su avance es de un solo escaño republicano. Sólo otras dos carreras por el Senado permanecen sin decidirse en Carolina del Norte y Alaska, lideradas por republicanos.