#ElAmorGana es el hashtag que suele acompañar en las redes sociales la aprobación del matrimonio igualitario en algún país. No por nada fue el lema que decidieron usar cientos de curas alemanes y rebeldes para una bendición masiva de parejas del mismo sexo entre el sábado y el lunes 10 de mayo, una semana antes del Día Internacional Contra la Homofobia. Desde Colonia hasta Berlín, los altares se llenaron de corazones y banderas arcoíris y cientos de parejas se abrazaron en ceremonias dirigidas por sacerdotes, diáconos y voluntarios. Una celebración del amor, ante todo y ante el Todopoderoso.

“Más de 100 congregaciones celebraron servicios de bendición abiertos a todas las parejas que se aman, sean heterosexuales u homosexuales. La respuesta fue muy buena, la bendición significa mucho para las parejas. Estaban muy conmovidas y muchas lágrimas fluyeron”, contó el sacerdote Bernd Mönkebüscher, que en 2019 fue uno de los primeros curas alemanes en declararse abiertamente gay.

Los curas rebeldes

La iniciativa #LiebeGewinnt (El Amor Gana) fue una respuesta contundente y un claro desafío al Vaticano, que recientemente había reafirmado su estricta oposición a la bendición de parejas homosexuales. A mediados de marzo, la poderosa y conservadora Congregación para la Doctrina de la Fe publicó con el aval del papa Francisco una nota en la que recalcaba que consideraba la homosexualidad como “un pecado”.

Signo de un cambio de época, lejos de poner fin al debate, la intervención de la Congregación lo potenció.

Unos 2.600 sacerdotes y 250 teólogos firmaron una petición en la que se posicionaron abiertamente en contra del Vaticano y denunciaron una “falta de profundidad teológica, comprensión hermenéutica y rigurosidad argumentativa”, así como “un aire de superioridad paternalista que discrimina a las personas homosexuales”. “Las parejas enamoradas del mismo sexo no valen menos ante Dios”, aseveraban.

Los curas instaron a la “desobediencia” a través de las redes y prometieron seguir adelante con las bendiciones de parejas gays y lesbianas. “Respetamos y valoramos su amor, y también creemos que las bendiciones de Dios están sobre ellos”, dijeron en una declaración. Armaron un sitio web muy completo, que incluye recomendaciones litúrgicas para la celebración de las ceremonias, como una selección de pasajes de la Biblia, himnos y oraciones.

Las bendiciones que antes se impartían en privado y a puertas cerradas se dieron esta vez de manera pública, en algunos casos en ceremonias al aire libre y en otros fueron hasta difundidas en streaming por las redes sociales.

Se trató de “una bendición para todas las parejas enamoradas -hombres y mujeres, mujeres y mujeres, hombres y hombres, parejas casadas o de divorciados”, explicó por su parte a TN.com.ar el cura Hans-Albert Gunk, de la iglesia dominicana St. Albertus Magnus, en Brunswick.

En uno de los primeros eventos de la iniciativa, Gunk, de 7

Como lo vivieron las parejas

Mönkebüscher, que está a cargo de la iglesia Santa Inés en la ciudad de Hamm (cerca de Dortmund) dijo que los católicos homosexuales están “muy agradecidos por el movimiento #liebegewinnt”.

“Se sienten aceptados, vistos y valorados. Finalmente se les permite aparecer oficialmente como parejas. Antes se celebraron bendiciones, pero la mayoría de las veces no en público y en grupos pequeños”, agregó.

“Se trata de igualdad, de que todos pertenecemos a la creación de Dios, sin importar en qué relación vivamos”, dijo al diario The Washington Post Alexander Langwald, un católico que aunque está legalmente casado con su pareja, nunca había sido bendecido por la Iglesia hasta pasar el sábado pasado ante Gunk.

“Cada vez más personas aspiran a tener una Iglesia más abierta, más libre y, sobre todo, más moderna”, declaró a la agencia de noticias AFP Tanja Hollas, tras ser bendecida junto a su pareja Claudia en la iglesia Santa Inés.

“Las dos somos muy religiosas y es importante para nosotras que nuestra unión no sea sellada solamente ante el alcalde”, prosiguió”.

Todos compartieron el dolor de sentirse discriminados. “Fui educado como católico, vivo como católico. Para mí, el cielo se abrió de nuevo hoy porque tenía la sensación de estar un poco excluido y estoy agradecido de que exista esta posibilidad y de que pudimos recibir la bendición de Dios”, dijo a Reuters Andreas Helfrich, que participó de una bendición en una iglesia de la ciudad de Colonia.

Según contó Hans-Albert Gunk, el movimiento fue muy bien recibido por los feligreses. “En nuestra parroquia tuvimos un gran apoyo y mucha simpatía. Solo recibí un correo con una reacción crítica, pero no muy grave: ‘vete al diablo’”, afirmó.

Aunque en algunos casos, la respuesta no fue tan acogedora. En Munich, el cura Wolfgang Roth tuvo que bendecir a unas 30 parejas bajo protección policial, tras haber recibido emails amenazantes.

En Alemania, las uniones civiles entre personas del mismo sexo son legales desde 2002 y desde 2017 el matrimonio, con los mismos derechos que las parejas heterosexuales, incluida la adopción conjunta.

“Es muy habitual que se casen gays y lesbianas. Están presentes en la iglesia, en la misa, en el consejo pastoral de la parroquia, se volvió normal en opinión de la mayoría de la gente. De ahí la pregunta: ¿por qué no pueden casarse en la iglesia, por qué no pueden recibir ninguna bendición? ¿No vale su amor? Mucha gente no comprende la posición del Vaticano. Ya no vivimos en la Edad Media, vivimos en el siglo XXI. ¿En qué realidad vive la Iglesia?”, cuestionó Gunk.

En un mismo tono crítico, el sacerdote y teólogo Burkhard Hose recalcó a la agencia de noticias alemana KNA la paradoja de que desde la Santa Sede lo dejaban bendecir “edificios y máquinas cosechadoras de remolacha” pero no “personas que se aman”.

La reacción de la Conferencia Episcopal

El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, criticó la iniciativa de los sacerdotes y afirmó que enviaba una “señal incorrecta” y que no era “un camino que permita avanzar” en el marco de las discusiones de reformas actualmente en curso en la iglesia alemana.

“Las misas de bendición tienen su dignidad teológica y significado pastoral. No son adecuadas como instrumentos de manifestación de políticas eclesiásticas o acciones de protesta”, declaró.

El responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe también causó divisiones entre los obispos alemanes. Los más moderados la vieron como un intento de minar los esfuerzos de modernización; en cambio, los conservadores la acogieron con total beneplácito.

Según la agencia DPA, los católicos más conservadores hasta llamaron a los obispos a excomulgar a quienes no respetan las claras normativas de Roma.

Sin embargo, tanto Mönkebüscher como Gunk consideran que son una minoría los que se oponen a las bendiciones.

“Pocos de los obispos dijeron que consideran las bendiciones como una ‘señal incorrecta’ y como una ‘protesta’. Somos muy conscientes de lo útil que es la iniciativa para las personas a las que está destinada”, declaró Bernd Mönkebüscher.

1 años, afirmó que el arco iris que adornaba su iglesia era “un signo político” y recalcó que “Dios no excluye a nadie de su amor”.

“Los obispos que apoyan la respuesta son una pequeña minoría en la Conferencia Episcopal Alemana. Sólo tres o cuatro, incluido el cardenal Rainer Maria Woelki, de Colonia. Algunos obispos han criticado abiertamente el responsum. Muchos obispos dicen diplomáticamente: ‘Este responsum no es útil’”, coincidió Gunk.

Crisis y reforma

La Iglesia católica alemana atraviesa una profunda crisis desatada por los graves escándalos de abuso sexual del que son víctimas menores de edad. Se destaparon en la última década -un informe identificó 3677 víctimas en 70 años- y provocaron una masiva perdida de seguidores. Aunque sigue siendo la principal confesión en Alemania, sus miembros cayeron a 22,6 millones en 2019, 2 millones menos que en 2010.

Consultados por este medio, los sacerdotes afirman que no buscan atraer más fieles con las bendiciones. “No iniciamos la iniciativa para salvar la Iglesia, sino para celebrar con la gente su amor y su pedido a Dios de una bendición. Este es un credo en el Dios de amor de esta iglesia. Una señal como esta es solo una señal, se necesita mucho más para darles a todas las personas un hogar en la iglesia”, dijo Mönkebüscher.

Desde hace dos años, los obispos alemanes iniciaron un sínodo para analizar reformas en asuntos como el celibato o el lugar que ocupan las mujeres y los laicos.

“Son muchos los aspectos para reformar: está la cuestión de la igualdad para las mujeres, el acceso al diácono y la ordenación sacerdotal para las mujeres, la renovación de la moral sexual, la separación de poderes en la iglesia, el tratamiento del abuso sexual y su encubrimiento, hablar menos de las personas sino CON ellas”, apuntó Mönkebüscher.

El sínodo es visto desde el comienzo con sospecha por el Vaticano, y por los más conservadores de sus prelados, entre los que sobresale el arzobispo de Colonia Rainer Maria Woelki, que teme que la iglesia alemana se separe de Roma.

No obstante esta posibilidad es muy remota para Mönkebüscher, aunque sostuvo que “la iglesia tiene que decidir cómo quiere realmente ser... una iglesia al lado de la gente en el presente y en el futuro, especialmente al lado de las minorías”.

Para Birgit Mock, vicepresidenta de la Federación de Mujeres Católicas Alemanas e integrante de uno de los paneles del sínodo, “el debate actual podría conducir a un paso histórico: una valoración positiva de la sexualidad vivida de forma responsable en la Iglesia católica en Alemania″.

“Necesitamos cambios sistémicos, también en lo que respecta a una reevaluación de la moral eclesiástica de la sexualidad”, dijo Mock en diálogo con al agencia de noticias AP.

El aval del papa Francisco a la prohibición de las bendiciones sorprendió a muchos porque fue más conciliador que cualquier otro pontífice con las personas homosexuales y lo atribuyeron al “tira y afloja” con los sectores más conservadores. Francisco mantuvo encuentro con varias parejas, habló de unión civil y los instó a criar a sus hijos dentro de la Iglesia. También es famoso su comentario de 2013 “¿Quién soy yo para juzgar?” sobre los homosexuales que buscan a Dios y tratan de vivir según las reglas de la Iglesia.

“El papa Francisco envía algunas señales y palabras fuertes, que, sin embargo, aún no han cambiado la enseñanza. Entiendo que el Papa quiere decir que coloca a las personas por encima de la ley y está fuertemente guiado por el amor”, señaló al respecto Mönkebüscher.

También en 2013, el papa Francisco dijo que quería “pastores con olor a oveja, en medio de su rebaño”. Lo que quizás no se esperaba era terminar con una rebelión en la granja.