El martes una doble explosión sacudió la ciudad de Beirut y provocó una enorme nube de hongo en el cielo. La onda expansiva dejó al menos 100 muertos, 4000 heridos y 100 desaparecidos. Los edificios temblaron y las ventanas quedaron destrozadas a varios kilómetros a la redonda.

Poco después, el primer ministro, Hasan Diab, atribuyó la catástrofe a un cargamento de 2750 toneladas de nitrato de amonio almacenado "sin medidas de precaución" en el puerto "desde hace seis años" y prometió que los responsables "rendirán cuentas".

El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora que se utiliza como base para muchos fertilizantes nitrogenados en forma de gránulos, pero también se usa para fabricar explosivos.

El medio Al Jazeera reconstruyó la historia de cómo este peligroso producto llegó a la capital de El Líbano, una historia de burocracia, cartas sin respuestas y desidia política que acabó con la destrucción de la mitad de la ciudad, según el gobernador de Beirut, Marwan Aboud.

Según documentos públicos en línea, altos funcionarios libaneses sabían desde hace más de seis años que el nitrato de amonio estaba almacenado en el Hangar 12 del puerto de Beirut.

Las 2.750 toneladas llegaron al país mediterráneo en septiembre de 2013, a bordo del Rhosus, un buque de carga de propiedad rusa pero bandera moldava. El buque se dirigía desde Georgia a Mozambique, pero tuvo que atracar en Beirut debido a problemas técnicos.

Los funcionarios libaneses impidieron que el barco navegara y, finalmente, fue abandonado por sus propietarios y su tripulación. Entonces, las autoridades decidieron poner la peligrosa carga en un almacén del puerto.

Siete meses después, el 27 de junio de 2014, el entonces director de Aduanas libanesas Shafik Merhi envió una primera carta dirigida a un "juez de asuntos urgentes", pidiendo una solución para la carga.

El reclamo quedó sin respuesta, al igual que otras cinco que los funcionarios de aduana mandaron durante los siguientes tres años: el 5 de diciembre de 2014, el 6 de mayo de 2015, el 20 de mayo de 2016, el 13 de octubre de 2016 y el 27 de octubre de 2017.

Según indicó el principal medio del mundo árabe, los funcionarios propusieron tres opciones: exportar el nitrato de amonio, entregarlo al ejército libanés o venderlo a compañías libanesas de explosivos.

La carta de 2016 recalcaba que las misivas no habían tenido respuestas y subrayaba "el grave peligro de mantener estos bienes en el hangar en condiciones climáticas inadecuadas". "Reafirmamos nuestro pedido de solicitar a la agencia marina que reexporte estos bienes inmediatamente para preservar la seguridad del puerto y de aquellos que trabajan allí o autorizar la venta del producto a empresas locales", indicaba.

Un año más tarde, en octubre de 2017, Badri Daher, el nuevo director de la Administración de Aduanas libanesa, volvió a escribir a la Justicia y también hizo hincapié en el "el peligro de dejar estos productos en el lugar donde están".

Desde entonces pasaron casi tres años y las 2.750 toneladas de nitrato de amonio seguían en el puerto, hasta que por causas que aún se investigan la tragedia anunciada se cumplió.

El nitrato de amonio explotó, provocando la muerte de más de 100 personas y una destrucción sin precedentes en Beirut, un evento que muchos habitantes compararon con Hiroshima, la ciudad japonesa sobre la que EEUU lanzó una bomba atómica.

Esta tragedia ocurrió en un momento en el que el país atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciación monetaria inédita, hiperinflación, despidos masivos y drásticas restricciones bancarias.

Las dificultades económicas fueron uno de los catalizadores de la revuelta de finales de 2019 contra los políticos acusados de corrupción e incompetencia.

Según Al Jaazera, los habitantes de Beirut llaman a la empresa pública que controla el puerto de la ciudad la "Cueva de Ali Baba y los 40 ladrones" por la gran cantidad de fondos estatales que fueron robados allí durante décadas, las coimas sistemáticas que algunos pagan para evitar pagar impuestos.

"Beirut se fue y quienes gobernaron este país durante las últimas décadas no pueden salirse con la suya", dijo en un tuit Rima Majed, activista política y socióloga libanesa. "Son delincuentes y este es probablemente el mayor de sus (demasiados) delitos hasta ahora".