Hace una semana distintas fuentes vienen diciendo que estamos en el peor momento de la pandemia, atravesando el ansiado pico de contagios de coronavirus. Ahora es firme la sensación de un relativo amesetamiento. ¿Ya podemos hablar de lo que vendrá? ¿Imaginar el invierno que viene; escribir “coronavirus 2021”? Y si lo hacemos, ¿la imagen futurista debería incluir una población feliz y vacunada o, como aseguran ciertos expertos, al margen de la vacuna el Covid-19 será “historia pasada” en donde peor golpeó, dada la inmunidad poblacional que dejó a su violento paso?

La pregunta por la inmunidad supone otra sobre la cual no hay mucho consenso entre los especialistas. ¿Cuánta gente se está infectando realmente? 

El lunes, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, dijo que en el mundo está documentado que "por cada persona que da positiva en una PCR, en promedio hay 10 personas más que se han enfermado, que luego tienen anticuerpos contra la enfermedad... es decir que más del 10% de los habitantes de la Ciudad se han contagiado”.

Simultáneamente, este fin de semana, Fernando Polack, infectólogo, director científico de la Fundación Infant y quien está a la cabeza del estudio que se hará en Argentina desde agosto en busca de una vacuna contra el Covid-19, expresó en una entrevista por radio Mitre otro cálculo.

Polack partió del número de fallecidos para deducir los infectados, una cifra irónicamente “certera” (las muertes), si se la compara con las PCR, dato demasiado variable entre los países, sujeto a los recursos disponibles en cada sistema sanitario.

“Uno sabe que la mortalidad es 1 por 1.000”, dijo. O sea que por cada persona que muere por coronavirus, hay 1.000 infectados “detrás”. Ejemplificó con España: “Si uno tiene 30.000 muertos, es muy probable que tenga 30 millones de infectados, el 60% de la población... en la población de menos de 30 años, ni se enteran que se enfermaron. Por eso en esos países, la curva hizo una 'panza' y desapareció la enfermedad”.

El experto concluyó que esa "merma" de la pandemia no se debe a un "milagro de la salud pública" sino que "pasó lo que tenía que pasar... puede haber rebrotes pequeños en zonas que no hayan tenido infectados”, pero “el 2021 va a ser muy distinto del 2020, con o sin vacuna, por cuestiones de inmunidad comunitaria”.

Pasando en limpio, se podría deducir que si buena parte de la población se enferma (¿60%?), el coronavirus no tendrá la fortaleza para darnos la revancha que tanto tememos.

Este martes Clarín se comunicó con Polack, quien puso sus dichos en contexto: “No se puede decir que ante la ausencia de la vacuna la inmunidad comunitaria llegará por infección porque esa sería una afirmación muy arriesgada y audaz. Lo que yo diría es que es posible que en el futuro algunos centros del mundo no vuelvan a ver episodios como los que han visto. Pero estamos en el curso de la pandemia y tenemos que ser precavidos y actuar como si tuviéramos que enfrentar el peor escenario”.

¿Qué frenó las muertes por coronavirus en las ciudades europeas más golpeadas por la pandemia? ¿Fue la inmunidad de la población? ¿Cuál sería, entonces, el sentido de vacunar a la gente? Y, además, ¿no era que no se sabía nada de la “vida útil” de los anticuerpos contra el coronavirus? ¿Y si el virus -como hace cada año la influenza- vuelve “enmascarado”, de modo de engañar nuestro sistema inmunológico?

Inmunidad de rebaño

De todos esos temas habló Jorge Quarleri, virólogo, investigador de la UBA-Conicet, en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS). En la charla insistió con un concepto central: la llamada “inmunidad de rebaño”.

“Cuando la prevalencia de la infección en la población es muy alta, más del 60%, la respuesta inmune a ese agente hace que su circulación se dificulte muchísimo porque el virus va chocando sin poder infectar. Pero en este momento yo creo que estamos muy lejos de esa inmunidad de rebaño, con niveles de prevalencia del orden del 10% a 12%”, señaló, y agregó: “Para decir cuán lejos estamos realmente de esos niveles de inmunidad tendríamos que testear a una gran cantidad de personas, hacer estudios epidemiológicos en un amplio número de individuos”.

© Proporcionado por Clarín Argentina fue uno de los países elegidos por los laboratorios Pfizer y BioNTech para probar desde agosto una vacuna contra la infección por Covid-19. /AP

Vuelto a consultar por este medio, Polack aseguró que el dato “un muerto cada 1.000 infectados” es "comprobable a partir de las cifras de California o Alemania. La serología ahí mostró una mortalidad 1 cada 500 infectados. Pero es sabido que los estudios serológicos de  anticuerpos no detectan un gran número de personas que tuvieron coronavirus. De hecho, en Argentina, el 30% de los infectados internados por Covid no tienen detección de anticuerpos, pero sabemos que están protegidos porque ninguno volvió a contraer la enfermedad, y no les faltaron chances de reexposición”.

Quarleri coincidió en cuanto a los anticuerpos, herramienta que “se queda corta”, explicó. Pero, dijo, la baja de contagios y muertes en Europa se podría deber a otras razones.

“Hagamos una imagen especular con lo que pasa acá. Tenemos una elevación de los casos, a pesar de la meseta que se ve ahora. El contexto demográfico es particular: lo que pasa en el AMBA no se refleja en las ciudades del interior. ¿Puedo interpretar que lo que pasa en las provincias ocurre por inmunidad de rebaño? No", apuntó.

Y enseguida dedujo: "Pensar que por cada fallecido hay 1.000 infectados, sería decir que en Argentina hay 2 millones de personas que tuvieron coronavirus. Yo no me arriesgaría a afirmarlo sin estudios epidemiológicos”.

Quarleri apuntó que “el descenso en España puede tener que ver con otras razones: la toma de medidas drásticas de confinamiento, el distanciamiento social, el uso de tapa nariz-boca, las medidas estrictas que disminuyeron los niveles de transmisión en la población. Desde ya, hay niveles de inmunidad en la comunidad, pero tengo reservas a la hora de pensar que sean tan elevados, sin estudios que lo prueben”.

Otro punto interesante es el tema de los anticuerpos. Mientras Polack aseguró que “no hay enfermedades de las que haya evidencia que en el curso de la vida de una persona la inmunidad desaparezca y uno se vuelva nuevamente 'inocente' frente a la enfermedad”, Quarleri opinó: “La duración de los anticuerpos sigue siendo una incógnita por ahora. Podría ser muy corta”.

Pero coincidieron en la relevancia de "correr" por la vacuna. Claro que no sería una fórmula milagrosa. Porque, dijo Quarleri, “los virus apelan a una suerte de cirugía estética para resultar irreconocibles ante la respuesta inmune montada en los organismos”. De ese modo, “al igual que con la influenza (para la cual todos los años se genera una nueva vacuna), en algún momento por ahí hablemos del SARS2 cepa 2020, y tengamos que afilar la vigilancia epidemiológica porque en 2021 venga 'con rulos' o 'pelo lacio'. Vamos a tener que preparanos para futuros desafíos. Esto, haciendo futurología”.

Fuente: Clarín