Francia vivió ayer una jornada de protestas masivas, con el servicio de trenes trenes prácticamente paralizado, las escuelas cerradas y cientos de miles de personas en las calles para expresar su rechazo a la reforma jubilatoria impulsada por el Gobierno del presidente Emmanuel Macron.

Más de 1,1 millones de personas, según la Policía y el Ministerio del Interior, o más de dos millones, según la Confederación General del Trabajo (CGT), salieron a las calles de París y las principales ciudades del país para expresar su descontento. Asimismo, los organizadores de esta protesta convocaron a otra similar para el 31 de este mes.

La demostración más numerosa fue la de París, con 80.000 manifestantes según las autoridades y 400.000 según los organizadores de la protesta.

La primera ministra, Élisabeth Borne, destacó el "buen" desarrollo de las protestas, pero no dio muestras de dar marcha atrás: "Sigamos debatiendo y convenciendo", dijo en Twitter. También el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, reconoció que la movilización fue "importante", en declaraciones a la televisora BFMTV.

Sin embargo, y pese a que las protestas fueron mayoritariamente pacíficas, en París se registraron choques entre manifestantes y efectivos de las fuerzas de seguridad, que derivaron en la detención de 30 personas, según la Prefectura de Policía.

Cuerpo a cuerpo. La Policía no dudó en lanzarse a la cacería de algunos violentos de la marcha. Tras un breve forcejeo se los apresó.

Tras las manifestaciones de ayer, las principales organizaciones sindicales convocaron a una protesta similar para el 31 de este mes, informó esta noche el diario francés Le Figaro.

El gobierno quiere retrasar la edad de retiro de 62 a 64 años y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años para cobrar una jubilación completa, dos medidas que son rechazadas ampliamente por la opinión pública.

La reforma del sistema previsional es una promesa de la campaña electoral para la reelección, en 2017, del mandatario francés, de 45 años, tras un primer proyecto en 2020 que tuvo que abandonar por la llegada de la pandemia de coronavirus.

Según el diario Le Parisien, la aprobación es una "prueba decisiva" para el mandato de Macron y "la huella que dejará en la historia". El presidente intentó ayer debilitar el frente sindical, considerando que hay sindicatos que "llaman a manifestar en un marco tradicional" y otros que quieren "bloquear el país". Además defendió su plan al calificarlo como 'una reforma sobre todo justa y responsable'.

El rechazo social y sindical a la medida es amplio: si bien un 81% de los ciudadanos considera necesaria la reforma, el 61% rechaza este proyecto y el 58% está de acuerdo con la huelga.

Según los sindicatos, 70% de docentes de primaria participaron del paro y 65% de profesores de secundaria, cifras que el ministerio de Educación rebajó a 42,35% y 34,66%, respectivamente.

"Trabajaré desde casa, ya que con las huelgas no puedo arriesgarme", dijo Abdou Syll, un consultor que debe cruzar la región de París para ir a su oficina. "Si se repite, me quedaré en teletrabajo el mayor tiempo posible".

La CGT anunció que la mayoría de las refinerías registraban entre 70% y 100% de personal en huelga, que, junto a futuros paros, reavivaron el temor de una escasez de combustible como la vivida en octubre y que obligó al Gobierno a intervenir.

El Gobierno debe aprobar el lunes su proyecto final, antes de su debate parlamentario que podría prolongarse hasta finales de marzo.

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