Divididos. Así como se desató una persecución contra la población musulmana en EEUU tras los atentados del 11-S, hoy, miles se movilizan para defenderlos. 

Nueva York, Boston, Washington, Los Ángeles y otras grandes ciudades de EEUU volvieron ayer a ser
escenario de importantes protestas contra la polémica orden sobre inmigración del presidente Donald Trump, mientras el mandatario republicano redobló la apuesta y pidió ‘fronteras fuertes’.


En la mayoría de esos casos, las manifestaciones estuvieron respaldadas por las autoridades locales, que se oponen frontalmente al veto temporal a la entrada de refugiados y de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana decretado por la Casa Blanca


Si el viernes y el sábado las protestas se concentraron en los aeropuertos, ayer muchos estadounidenses se lanzaron a las calles para exigir la retirada de las medidas. En Nueva York, más de 10.000 personas, según datos de la alcaldía, se dieron cita en Battery Park, un lugar en el que se recibió a los inmigrantes que llegaban a la ciudad durante buena parte del siglo XIX y desde donde salen los barcos a la Estatua de la Libertad y a la isla de Ellis, el gran símbolo de la inmigración en el país. El alcalde, Bill de Blasio, participó en el acto y criticó muy duramente la nueva política de inmigración, alertando de los peligros que acarrea y de la injusticia que supone.


En Washington, una gran multitud se congregó ante la Casa Blanca para exigir que se permita la entrada en el país a refugiados e inmigrantes, una concentración que luego se transformó en una marcha rumbo al Capitolio.
En Boston una enorme multitud, con miles de manifestantes, abarrotó una conocida plaza en respuesta a una convocatoria liderada por el Consejo para las Relaciones Islámico-Estadounidenses.


‘¿Puedes oirnos Washington? En Boston nos levantamos con fuerza para apoyar y proteger a TODA nuestra gente‘, dijo a través de Twitter el alcalde de la ciudad, Marty Walsh.


Las movilizaciones continuaban también en muchos aeropuertos, como el de Dulles en Washington y el de Los Ángeles, donde centenares de personas se dieron cita coreando consignas como ‘El amor, no el odio, es lo que hace grande a Estados Unidos‘ y portando pancartas como ‘No al veto. No al muro‘.


Además, había protestas ayer en muchos otros aeropuertos de todo el país, incluidos los de San Francisco, Miami, Filadelfia, Detroit, Atlanta o Minneapolis-St. Paul.


El decreto ley de Trump suspende el ingreso en EEUU de todos los refugiados durante 120 días, así como la concesión durante 90 días de visados a siete países de mayoría musulmana con historial terrorista -Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán- hasta que se establezcan nuevos mecanismos de vigilancia más estrictos.


Pese a las múltiples críticas internacionales, de legisladores demócratas y fallos adversos, Trump se mantuvo firme ayer en su cometido.


‘Nuestro país necesita fronteras sólidas y un escrutinio extremo, AHORA. Miren lo que está sucediendo en toda Europa y, ciertamente, en el mundo - un lío terrible!‘, afirmó Trump en un mensaje publicado en su cuenta personal en la red social Twitter. 
 

Freno judicial al veto 

El Tribunal del Distrito Federal de Brooklyn, en Nueva York, dictaminó que los refugiados u otras personas afectadas por la medida que llegaron a aeropuertos estadounidenses y fueron retenidos por las autoridades no pueden ser deportados a sus países de origen. Entre 100 y 200 personas habían quedado detenidas en aeropuertos en el primer día de ejecución del decreto migratorio de Trump.