Hoy se cumplen 10 años del terremoto que devastó parte del territorio de Haití y causó la muerte de alrededor de 315 mil habitantes de ese país sumido en la mayor pobreza del continente, víctima de débiles procesos políticos invariablemente acusados de corrupción que terminan originando protestas que parecen no tener fin.


El 12 de enero de 2010, poco antes de las 17, la capital Puerto Príncipe sufrió un sismo de 7 grados de magnitud con epicentro a 15 kilómetros de distancia que destruyó gran parte de su superficie y fue el más grave en Haití desde 1842. 


Fue especialmente destructivo por ser muy superficial, se generó a entre 8 y 13 kilómetros bajo tierra. Aún hoy, unas 34.000 personas, según cálculos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), siguen viviendo en una situación similar a la de una década atrás. Además, los haitianos continúan viviendo con el peso de los traumas físicos y psicológicos que causó el peor desastre natural en la historia del país, con graves carencias sanitarias y sin abastecimiento regular de agua o luz.


Entre 4.000 y 7.000 personas sufrieron amputaciones después del terremoto, de entre los más de 350.000 heridos registrados, y la mayoría de ellos sufre discriminación, la dificultad de acceso a los servicios básicos y al mercado de empleo.


Cerca de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar y fueron alojadas en unos 1.500 asentamientos temporales, entre ellos el gigantesco campamento Champ de Mars, frente al Palacio Nacional, que tardó más de dos años en ser desmantelado. Al menos 11.581 millones de dólares fueron canalizados en 2.552 proyectos de reconstrucción a través del Módulo de Gestión de la Ayuda Externa del Gobierno de Haití.


Los fondos gestionados a través de las ONGs fueron incalculables, incontrolados y, en muchos casos, mal invertidos. 


El politólogo Jean Ronald Joseph, de la Universidad Estatal de Haití, dijo a la agencia de noticias EFE que "la gestión del sismo por el gobierno en esa época y también por la comunidad internacional fue un desastre. Se desarrolló un negocio humanitario y se robaron un montón de plata".


Haití también sufrió una grave epidemia de cólera, importada en 2010 por los cascos azules de Nepal, que infectó a 520.000 personas y causó la muerte de por lo menos 7.000. La epidemia recién fue totalmente controlada en 2019.


La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah), desplegada en 2004 tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide, alargó su mandato hasta 2017 debido al terremoto. Después fue sustituida por una misión policial de menor tamaño, que finalmente fue clausurada en octubre pasado. Haití era y sigue siendo el país más pobre de América. 


En los últimos diez años el PBI per cápita ha mejorado ligeramente, pasando de 662 dólares a 765. Sin embargo, el porcentaje de la población que vive con menos de dos dólares al día sigue estable por encima del 60%, y el riesgo de padecer hambre está en aumento por las repetidas crisis, las malas cosechas y la inflación.


La ONU calcula que 3,7 millones de haitianos, en una población de cerca de 10,5 millones, padece inseguridad alimentaria, y un quinto de la población, cerca de dos millones de personas, se ha visto forzado a emigrar. Haití carece de gobierno desde marzo de 2019.


El vacío de poder se agravará a partir de mañana, cuando terminará el mandato de los diputados y un tercio de los senadores, que no tienen reemplazo porque se aplazaron las elecciones previstas para el año pasado. Mientras, el presidente Jovenel Moise negocia con la oposición la formación de un gobierno de unidad.


El país vivió constantes protestas violentas entre septiembre y noviembre que paralizaron prácticamente todas las actividades de las instituciones públicas y privadas del país.

Colapso en todo

El terremoto de Haití se sintió en Cuba, Jamaica, República Dominicana, pero a Haití la dejó sin techo, sin agua, sin luz, le quemó campos y le arrebató animales. Mató a 316.000 personas, según cifras oficiales aproximadas, porque los cuerpos fueron enterrados rápido, en fosas comunes, para evitar enfermedades. El Gobierno tardó un año en poder aportar una estadística más o menos fiable.

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La peor catástrofe. El terremoto fue seguido, en los siguientes 20 minutos, por dos réplicas de magnitud 6,0 y 5,7 que agravaron los daños. El número de muertes fue diez veces superior a la suma de las víctimas causadas por todos los desastres ocurridos en Haití desde 1963, según el PNUD.

Las víctimas y la destrucción. La cercanía del epicentro a la región metropolitana de Puerto Príncipe, densamente poblada, y la fragilidad de las con. Hubo miles de casas desplomadas, el 60 % de las infraestructuras médicas destruidas. También se vinieron abajo el Palacio Nacional, el Parlamento o la catedral de la capital, todos ellos aún sin reconstruir.

Los desastres que siguieron al terremoto. Haití es uno de los países más vulnerables a desastres naturales del mundo. En 2016 el huracán Matthew barrió el suroeste del país causando 573 muertes y dejando unos dos millones de damnificados. También sufrió una grave epidemia de cólera, importada en 2010 por los cascos azules de Nepal.

El mal paso de la ONU. La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah), fue una de las misiones de paz más polémicas de la ONU por la epidemia de cólera y por las decenas de casos de abusos sexuales cometidos por los cascos azules. 

Los abusos sexuales. La ONU ha reconocido 29 casos de abusos sexuales -incluyendo sexo con menores- y 55 denuncias de explotación sexual, referidas tanto a prostitución, como casos en los que los soldados se aprovechaban de su posición de poder sobre las víctimas. Al menos 33 de esas relaciones dieron como fruto el nacimiento de niños, abandonados por los cascos azules, aunque la ONU reconoce que la cifra real se desconoce, puesto que muchas mujeres no lo han denunciado. Un reciente estudio de las profesoras Sabine Lee y Susan Bartels recopila 265 historias de hijos abandonados por los cascos azules, aunque las autoras han reconocido a Efe que esto no implica que nacieran 265 niños. Ellas no tomaron datos personales de las víctimas y es posible que algunas historias estén "repetidas".