El 31 de diciembre de 2019 el gobierno de China notificó al mundo la existencia de un nuevo virus: el 2019-nCoV o nueva cepa de coronavirus de transmisión de animales a humanos. Días posteriores confirmó que el mismo también se transmitía entre personas.

La primera víctima mortal del coronavirus fue un hombre de 60 años y con problemas de salud, un perfil similar al de la mayoría de las víctimas de la neumonía viral que comenzó en China.

Pero tras el balance de los más de 630 muertos y 31.000 contagiados, los científicos afirman que el 80% de los fallecidos son personas de 60 años o más. Y que el 75% tenían enfermedades previas, como diabetes o en pacientes inmunodeprimidos. La tasa de mortalidad se mantiene en el 2,1%, según la Comisión Nacional de Salud china (NHC), una cifra mucho menor que el casi 10% del SRAS que mató a 800 personas en todo el mundo.

El 97% de las víctimas provenían de la provincia de Hubei, de cuya capital, Wuhan, surgió el coronavirus, una ciudad de 11 millones de habitantes. En concreto, surgió de un mercado que vendía animales vivos.

El mercado de Wuhan posee una colección de más de 100 animales muertos y vivos, salvajes y domésticos o productos de origen animal para el consumo humano. Los chinos suelen degustar una amplia variedad de animales -incluso especies inusuales y en peligro de extinción- y cualquier otro producto de alto nivel nutricional, siempre que no sea venenoso, bajo la filosofía de los beneficios de la alimentación para su salud. Esto constituye el reservorio para una verdadera cocketelera genética que puede asegurar el traspaso de agentes infecciosos entre distintas especies animales y de ellas al hombre.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró días atrás la emergencia internacional ante la rápida expansión del brote de la enfermedad de originada en Wuhan, China. “No sabemos qué tipo de daño puede ocasionar el virus si se propagara en un país con un sistema de salud más débil. Debemos actuar ahora para ayudar a los países a prepararse para esa posibilidad”, alertó su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

El brote de la enfermedad en Wuhan es a causa de una cepa nunca antes vista, que pertenece a una amplia familia de virus que van desde la que provoca el resfrío común hasta enfermedades respiratorias más graves como el SARS.

Científicos confirmaron que la nueva cepa es el séptimo tipo conocido de coronavirus que los humanos pueden contraer. Aunque se sabe que el coronavirus contagioso entre humanos, la OMS indicó que "la fuente primaria más probable de la epidemia parece ser animal, con algunas transmisiones limitadas de humano a humano que ocurren por contactos muy próximos".

“Los coronavirus son virus muy frecuentes y conocidos por la comunidad médica. Probablemente, la mayoría de las personas han tenido alguna infección por coronavirus, ya que son una de las causas principales del resfrío común que conllevan tos, estado gripal y estornudo”, explicó a Infobae el doctor Gustavo Lopardo, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología.

“Pero algunas veces, estos virus tienen la capacidad de hacer cambios en su esquema genético o lo que llamamos mutaciones. Así fue que a principios de este siglo, en 2003, un coronavirus se convirtió en un virus muy peligroso y fue conocido como SARS. Años después otro coronavirus produjo una enfermedad muy frecuente en Medio Oriente y se lo llamó MERS. Y hoy el mundo está atento a un nuevo virus que proviene de China”, agregó el experto infectólogo en el Hospital de Vicente López, Bernardo Houssay y en los laboratorios del Dr. Stamboulian.

El gobierno chino indicó también que entre las víctimas hay al menos cinco personas de menos de 60 años. La más joven es un hombre de 36 de Wuhan. Fuera de Hubei la tasa de mortalidad es del 0,16%. Entre los contagiados, el más joven es un bebé de un mes de la región china de Guizhou y el más viejo una persona de 90 años.

Hasta ahora solo se registraron dos víctimas mortales fuera de la China continental: un hombre de 39 años en Hong Kong que había viajado a Wuhan y un viajero chino de Wuhan que murió en Filipinas.

Un salto de barrera entre especies

 

El doctor Osvaldo F. Teglia, profesor adjunto a cargo de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, explicó a Infobae las características del nuevo virus que pone en alerta a la humanidad.

“El virus es un agente infeccioso que no vive por sí solo, es decir, necesita un organismo huésped para reproducirse. Infectan a todo tipo de organismos: animales, hongos, plantas, bacterias, arqueas. Una de las maneras en que los huéspedes se defienden de estos microorganismos es por medio del desarrollo de anticuerpos, los cuales se adhieren a las proteínas de la superficie exterior viral y le impiden entrar a las células hospederas. En estas condiciones el agresor será destruido antes de que pueda entrar a una célula y no se desarrolla infección”, precisó el experto.

Y agregó: “Si el sistema inmunológico no reconoce el virus como un intruso, este penetra e invade células, secuestrándoles a ellas su propia maquinaria de replicación y comenzando a fabricar muchas copias virales que las destruyen. De no ser detenido por el sistema de defensas continuara invadiendo más células del organismo. Este es el proceso de una infección. Un virus que aparenta ser diferente a otros que han estado corrientemente infectando al huésped tiene ventajas y más chances de invadir y causar infección, ya que no se dispone de una inmunidad preexistente en forma de anticuerpos. Algunos microorganismos han llegado a invadir nuevas especies, como de un animal hacia un humano. Esto se denomina ‘salto en la barrera de especies’”.

Teglia reafirmó que en el pasado, los saltos de virus hacia nuevas especies han resultado ser perturbadores para la humanidad y amenazan con seguir siéndolo. “Generalmente se manifiestan con una alta morbilidad y mortalidad en la especie nueva que afectan y son responsables de una parte de las enfermedades emergentes y reemergentes en el mundo, acarreando, en ocasiones, pandemias con importantes pérdidas de vidas. Por estos días la infección causada por el Coronavirus “2019 nCov” emergente desde el mercado de Wuhan en China, parece presentarse como un ejemplo de ‘salto entre especies’”, remarcó.

Consultada por Infobae, la doctora Denise Feld, médica infectóloga de Helios Salud precisó que la transmisión de estos virus se produce a partir de las gotitas respiratorias al toser o estornudar, el contacto estrecho interpersonal que incluye darse la mano, tocar un objeto o superficie que contenga al virus y luego tocarse la boca, nariz u ojos sin haberse lavado previamente las manos, y raramente contaminación fecal.

Un virus poco letal

 

El virus fue detectado en China mediante una nueva cepa del conoravirus que no se había identificado previamente en humanos, por lo tanto aún se desconocen sus principales características y esto conlleva a una preocupación sanitaria mundial.

“No parece ser un patógeno extremadamente letal, como sería el caso del ébola o la fiebre amarilla. Su mortalidad ronda el 2% hasta el momento, solo un poco superior a la de la gripe común. También la tasa de transmisión al personal sanitario es baja, mucho menor que la del SARS-CoV, lo que sugiere una baja eficacia de transmisión interhumana”, según explicó a la Agencia CyTA-Leloir Antonio Montero, especialista en infectología y medicina interna y director científico del Centro de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Y añadió: “Por supuesto, siempre existe el riesgo de que posibles mutaciones afecten tanto la severidad de la infección como su transmisibilidad”.

Los científicos utilizan el índice llamado número reproductivo básico o R0, que estima la posibilidad concreta de transmisibilidad de un microorganismo de persona a persona. “En el caso del sarampión, enfermedad muy contagiosa, oscila entre 12 y 18; y en el resfrío común, ronda 7. El R0 del 2019n-co-v parece ser bastante bajo (entre 2 y 3, según algunos autores) lo que también indicaría una limitada transmisibilidad entre humanos”, señaló Montero.

Respecto al diagnóstico de baja transmisibilidad y las cifras de contagios que no para de crecer, el científico explicó que "existen infectados con una contagiosidad ‘normal’, en quienes el R0 es cercano a 1, pero existen también personas infectadas que eliminan el virus en grandes cantidades y son extremadamente contagiosos para sus contactos. Estos individuos son llamados superdifusores y serían los verdaderos responsables del mantenimiento de la epidemia”.

Investigadores de la Universidad de Agricultura del sur de China identificaron al pangolín como un posible “huésped intermedio” que facilitó la transmisión del virus, dijo la universidad en un comunicado, sin dar más detalles.

Un animal que alberga el virus sin estar enfermo y puede transmitirlo a otras especies se llama reservorio. En el caso del nuevo coronavirus se trata probablemente del murciélago. Según un estudio reciente, los genomas de este virus y los que circulan en este animal son idénticos en un 96%.

Pero el virus del murciélago no puede fijarse en los humanos receptores y debe sin duda pasar por otra especie para adaptarse al hombre, lo que se llama “huésped intermedio”. Después de haber estudiado 1.000 muestras de animales salvajes, los científicos determinaron que los genomas de las secuencias de virus estudiadas en el pangolín eran en un 99% idénticos a los de los pacientes infectados por el coronavirus de Wuhan.

Consejos básicos que pueden darse a quienes tienen planeado un viaje a China

 

-Evitar estar en lugares muy cerrados con mucha gente y/o animales, vivos o muertos y sus productos, principalmente aves y, en especial con la carne cruda.

-Evitar el contacto con enfermos.

-Evitar tocarse la cara

-Mantener una adecuada higiene de manos con agua y jabón o gel alcohólico

-Los pasajeros además deberán ser instruidos en buscar rápidamente atención médica ante síntomas respiratorios, indicándole al profesional el antecedente del viaje

-Los hospitales deberán poner entonces en funcionamiento el protocolo de aislamiento correspondiente.

-Utilización de barbijo N95 para interactuar con personas enfermas o en seguimiento ya que se trata de un virus en circulación y del que poco se conoce.

- No existe vacuna para su prevención y el tratamiento es sintomático.