Estados Unidos, 13 de diciembre.-Papeles varios, vasos, botellas plásticas y otros tipos de recipientes son algunos de los residuos que quedan cuando termina una carrera. Y cuando se trata de una competencia masiva, como el maratón de Nueva York, en cuya edición 2011 participaron casi 50 mil corredores, entonces la basura se cuenta por toneladas.

Una porción importante de las personas que se inscriben en los maratones son activos defensores de la salud medioambiental. Por eso, en el último comenzaron a escucharse numerosos reclamos. Además de las quejas por los objetos que son arrojados a las calles a lo largo de varios kilómetros, muchos cuestionan incluso la entrega de merchandising -sudaderas, bolsas, folletos promocionales, etc.- y hasta la polución que generan los medios de transporte para llegar al lugar. Al fin de cuentas, deben ser muy pocos los que se resignan a gastar la valiosa energía que requiere la carrera para llegar a la línea de partida a pie.

Esas demandas parecen haber llegado a los oídos adecuados. Según informa el sitio motherjones.com, el Consejo para el Deporte Responsable, un movimiento creado en los Estados Unidos, está dispuesto a ofrecer ayuda al respecto. ¿Cómo? Asesora a los organizadores de todo tipo de competencias que estén interesados en hacerlas de modo tal que dejen la menor cantidad de huellas posible en el planeta.

Ese consejo ha desarrollado un sistema que permite evaluar, a través de 41 puntos, cuán sustentable es un evento deportivo. Y una vez definido eso, les otorga una certificación que, de ser positiva, seguramente ayudará a promocionarlo mejor.

Algunos de los estándares que se miden son la cantidad de basura que genera la competencia (otorga una determinada cantidad de puntos con relación a la cantidad producida por cada participante). También son calificados en caso de que ofrezcan facilidades para llegar al lugar del evento, si involucran a la comunidad o si donan parte de lo recaudado para fines sociales.

Para obtener una primera distinción, se requiere aprobar al menos 22 de esos elementos; de alcanzar 38 o más, se lo califica con la máxima puntuación. Aunque cada año se suman más eventos a este programa, grandes maratones -como el de Nueva York o el de Boston- no se deciden a ser evaluados.

Catherine Humblet, directora del consejo, reconoció que ajustarse a esos niveles de sustentabilidad implica un arduo trabajo logístico. Sin embargo, se mostró esperanzada en que la situación empiece a cambiar y comentó que ya existen carreras en las que se han designado "equipos verdes" para que vayan limpiando los residuos que quedan tras los corredores.

Keith Peters, fundador de Eco-Logic, una compañía dedicada a asesorar sobre el tema, señaló que existen otras maneras de volver esos eventos más "ecológicos". Propuso, por ejemplo, enviar para reciclado los residuos generados. Añadió que otros muchos elementos ligados a las carreras podrían tener el mismo destino, desde los dispositivos para medir tiempos y distancias hasta la indumentaria.

Peters está dispuesto a llegar tan lejos en sus objetivos que no duda en apuntar a las preciadas medallas y demás recompensas que reciben los participantes, aunque reconoció que son como "vacas sagradas", con respecto a la importancia que tienen para los sponsors.

Ambos indicaron que, por el momento, no parecen ser los corredores los interesados en que las competencias sean cada más sustentables, sino los organizadores. Confiaron, no obstante, en que si los participantes comienzan a preguntar antes de inscribirse, ello llevará a que más eventos se sumen a la cruzada ecológica.