Como se temía, la resistencia del presidente Hosni Mubarak a abandonar el poder en Egipto, al menos no hasta las elecciones programadas para setiembre, aumentó ayer la violencia en las calles de El Cairo donde se produjeron los primeros enfrentamientos entre detractores y defensores del régimen. Fue un día sangriento que dejó al menos 3 muertos y más de 600 heridos.

Los partidarios de Mubarak atacaron a manifestantes con golpes de puños, palos y cócteles Molotov en El Cairo, mientras el Gobierno rechazaba los pedidos internacionales para que el líder ponga fin a su mandato de 30 años.

El ataque provocó caóticas escenas en la plaza Tahrir (Liberación), epicentro de todas las protestas, donde algunos manifestantes pasaban montados en caballos, camellos y en carruajes, blandiendo látigos y palos.

Llegaron a caballo y en camello, en barcas por el Nilo o directamente en sus coches, tocando el claxon y gritando: "¡No se va, no se va!". La mayoría eran varones jóvenes, pero también había mujeres, ancianos y familias, que se mantenían a una distancia prudencial.

En cuanto oscureció, comenzó el lanzamiento de cócteles molotov en la plaza, que originaron incendios que los militares trataban de sofocar con mangueras y que alcanzaron el Museo Egipcio. Desde las ventanas de los edificios colindantes se arrojaban palos, sillas y todo tipo de objetos sobre los manifestantes.

La principal figura de la oposición, el ganador del Premio Nobel de la Paz Mohamed El Baradei, llamó al Ejército a intervenir para detener los enfrentamientos, los peores desde que comenzó la movilización contra Mubarak hace nueve días.

Pero los soldados permanecieron en alerta mirando.

La emergencia de personas leales a Mubarak, ya sea ciudadanos comunes o policías, plantea una nueva dinámica en los trascendentales eventos que está viviendo la nación árabe más poblada, que tiene 80 millones de habitantes.

El levantamiento estalló la semana pasada por la frustración de la población por la corrupción, la opresión y las dificultades económicas en el prolongado mandato de Mubarak.

Mubarak habló en televisión el martes por la noche para decir que no se presentaría a la reelección en septiembre, pero la declaración no fue suficiente para los manifestantes, que demandaron que se vaya del país inmediatamente. Lo mismo volvió a reclamar ayer la Casa Blanca que dio una nueva vuelta de tuerca a la presión sobre al mandatario egipcio.

Si el martes era el presidente Barack Obama quien, en una declaración desde la Sala Este de la Casa Blanca instaba a comenzar ya una "transición ordenada", ayer su portavoz, Robert Gibbs, señaló

que "ya quiere decir ya. "Ya" no quiere decir septiembre. "Ya" empezó ayer".