Entre los diferentes regalos que el papa Francisco recibió en Chile habrá uno que le será particularmente difícil de llevar en el avión de regreso a Roma. Y no será por problemas de aduana ni tampoco de seguridad: la causa de la dificultad radica en el "sobrepeso" del obsequio.

La escultura que los representantes de la Isla de Pascua prepararon para agasajar al Pontífice es un moai que homenajea a la paz del mundo... y que pesa 350 kilos.

Moai es como llaman los habitantes de la Isla de Pascua a los famosos monolitos de piedra, con forma de rostros, que se encuentran en todo el territorio del lugar y constituyen su principal atractivo turístico.

La Isla de Pascua pertenece desde 1888 a Chile (actualmente es parte de la región de Valparaíso), aunque se encuentra a 3700 kilómetros del continente. Su capital es Hanga Roa y tiene una población de casi 8000 habitantes.

La escultura, un obsequio más entre los tantos que recibió el Papa de todas las regiones de Chile, fue realizada por Pau Hereveri, nativo de la isla, y se bautizó "Haumaru o te 'Ao", que en idioma rapanui significa "paz del mundo".

El escultor confió a la página oficial de la Isla de Pascua que demoró dos meses en tallarla. Los materiales que utilizó fueron basalto y piedra Puna Pau, un material local, y sus ojos son de coral y obsidiana. Mide 1,60 metros.

De acuerdo a lo que contó Bernardo Astudillo, párroco de la Isla de Pascua, al mismo sitio web, la escultura lleva en su espalda un tallado que representa lo masculino y lo femenino y tiene dos gaviotas de las cuales emerge una más pequeña, que simboliza la vida.

Los regalos de las diferentes regiones chilenas para Francisco le fueron entregados el 11 de enero a Ivo Scapolo, nuncio apostólico en el país. La actividad se realizó en la Casa de las Obras Misionales Pontificias.

La idea ahora es que el Papa, que llegó a Chile el lunes pasado, pueda ver los presentes y decidir si se lleva alguno de ellos al Vaticano, luego de su paso por Perú, que comenzará mañana y culminará el domingo.

"El moai es para el Papa, pero él determinará si se lo lleva o lo deja en otro lugar. Lo que sí, nosotros ya hemos hecho las gestiones para que, en el caso de que quiera, pueda llevárselo", manifestó el sacerdote Astudillo.

Muchos de los obsequios que Francisco recibe en sus viajes internacionales son donados a organizaciones benéficas y otros vuelven con él, al Vaticano. El interrogante entonces todavía no tiene respuesta: ¿Qué hará el Papa con su regalo de 350 kilos?