“Mi mandato empezó el 7 de febrero del 2017 y termina el 7 de febrero del 2022. Entregaré el poder a su propietario que es el pueblo de Haití”, había prometido el presidente haitiano Jovenel Moïse. Pero esta madrugada el mandatario fue asesinado a tiros en su domicilio cuando una banda ingresó a su hogar y disparó contra él y su esposa, Martine Moïse, quien falleció horas más tarde.

Moïse, un empresario bananero, asumió la presidencia del país después de ser electo con el 55,6 por ciento de los votos en 2016 y con un escrutinio demorado por las acusaciones de fraude del otro candidato, Jude Célestin, de la Liga Alternativa para el Progreso y Emancipación de Haití.

Fue el sucesor del expresidente Michel Martelly, quien gobernó entre 2011 y 2016, y fundó el partido de centroderecha Tet Kale. El primer y único cargo público que Moïse ocupó fue el de presidente.

Hijo de un comerciante y una costurera, Moïse nació el 26 de junio de 1968 en Trou-du-Nord, una zona rural en el departamento Nordeste de Haití. Estudió ciencias de la educación en la Universidad de Quisqueya, ubicada en Puerto Príncipe. En 1996, dejó la capital haitiana y se trasladó a Port-de-Paix, en el noroeste del país.

Su primera incursión en el mundo empresarial estuvo relacionada con la venta de autos, pero rápidamente pasó a dedicarse al cultivo y exportación de bananas. En menos de una década, Moïse llegó a ser secretario general de la Cámara de Comercio e Industria de Haití y se ganó el apodo de “hombre banana”. Moïse también desarrolló otros negocios vinculados a la agricultura y a la generación de energía eólica y solar.

Durante su campaña electoral hizo especial hincapié en el sector rural, que representa a la mayor parte de la población haitiana. Apoyándose en las políticas de Martelli, Moïse prometió llevar agua corriente y electricidad a todo el país. 

Presidencia, protestas y denuncia de golpe

Haití nunca logró recuperarse del terremoto de 2010 que dejó un saldo de más de 300 mil muertos y un país devastado. En 2019 las protestas sociales comenzaron a horadar al gobierno de Moïse, quien acusó a la oposición y a la oligarquía haitiana de estar gestando un golpe de Estado.

“El golpe de Estado no es un hecho puntual sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los Gobiernos eran títeres de los grupos económicos, pero esto hoy esto no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables. Un pequeño grupo de oligarcas están detrás del golpe y quiere apoderarse del país”, dijo Moïse en una entrevista que brindó al diario español El País en febrero de este año.

El 31 de mayo de 2019 la Corte Superior de Cuentas envió al Parlamento su informe sobre el destino de los fondos de Petrocaribe -la organización fundada por Hugo Chávez y que nuclea a Venezuela y a otros países del Caribe- y acusó que las empresas de Moise y de su predecesor Martell y habían sido beneficiadas con proyectos millonarios que no se han ejecutado.

Las protestas contra el gobierno haitiano dejaron muertos en las calles de Puerto Príncipe y una gran cantidad de detenidos y forzaron cambios en el gabinete.

Moïse apuntó contra Joseph Mécène, un juez de 72 años nombrado presidente interino por la oposición, compuesta por familias y empresarios “que controlan los principales recursos del país, que siempre han puesto y quitado presidentes y que utilizar la calle para crear desestabilización”.

El 7 de febrero de este año, el Consejo Superior del Poder Judicial dictó una resolución que daba por concluído el mandato de Moïse, quien consideraba que su gestión finalizaba en 2022.

Para septiembre estaban previstas las aplazadas elecciones legislativas, así como la convocatoria de presidenciales, en noviembre, en las que Moise no podía ser candidato.

El presidente asesinado proponía hacer una reforma constitucional para crear el cargo de vicepresidente y eliminar el de primer ministro, unir Congreso y Senado en una sola cámara y permitir que los haitianos que viven en el exterior puedan elegir y ser elegidos.

“Yo no me beneficio de la nueva constitución sino el pueblo haitiano. Yo no participaré en las elecciones -decía Moïse-. La nueva constitución trata de equilibrar los tres poderes que actualmente acapara el legislativo”.

Fuente: Página 12