El diario El Comercio, de Ecuador difundió la semblanza del equipo de prensa de ese medio asesinado en Colombia, el periodista Javier Ortega, de 36 años; el fotógrafo Paúl Rivas, de 45, y el conductor Efraín Segarra, de 60.

Javier Ortega

A sus 18 años decidió, contra la voluntad de sus padres, que quería convertirse en periodista. Lo deseaba tanto, que en 2005 retornó a Ecuador procedente de España, donde vivía de vender helados. De la península trajo su afición por el Barcelona y en especial por Lionel Messi.

El Comercio señaló que en 2010, como estudiante de la Universidad Salesiana, ingresó como pasante a Últimas Noticias (ÚN), en donde escribió sobre campeonatos barriales. Cubrió torneos de Barrionuevo, Atucucho y Bellavista.

"Desde el principio queríamos que se quedara", cuenta Esteban Ávila, su primer jefe. Un año después integró la plantilla del vespertino, como redactor de Sucesos.

En 2012 pasó a la sección de Seguridad de El Comercio. Su tesis de pregrado fue un informe sobre microtráfico (narcotráfico en pequeñas cantidades) en La Mariscal. Cuatro años después cubrió la última parte del proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. En 2017 investigó la trama de corrupción de Odebrecht.

Paul Rivas

La fotografía era una profesión que heredó de su padre Ángel Rivas, quien fue militar y fotógrafo durante 20 años. En 1999 ingresó al diario El Comercio como fotógrafo de temas sociales.

Próximo a cumplir 46 años, Rivas había ganado siete premios de fotoperiodismo en Ecuador.

Su trabajo también había reconocido en revistas internacionales, como la imagen del volcán El Reventador, tomada en el 2003, que fue calificada por la revista Gatopardo como una de las mejores 10 fotografías de ese año en América del Sur.

Rivas, tiene una hija de 22 años a quien estaba introduciendo al oficio de la fotografía. Había realizado una maestría en fotografía documental.

Efraín Segarra

Desde hace 16 años trasladaba en su auto a los periodistas de El Comercio, que lo conocían como "Segarrita".

Tenía 60 años y era oriundo de Pasaje, en El Oro, pero vivía desde su infancia en la capital ecuatoriana donde era hincha acérrimo del Deportivo Quito. Era el chofer de mayor edad de ese diario.

Su amigo y colega José Simbaña lo llamaba "Mi Viejito". "No era sólo por la edad, porque realmente tiene un espíritu joven, sino que siempre me ha tratado de 'm'hijo' ", cuenta.

Su camioneta azul era un reflejo de su personalidad. Siempre estaba impecable, adentro no faltaba papel higiénico, franela, luces led, agua e iniciales de su nombre pegadas cerca del radiomensaje. Sobre el tablero del volante llevaba una figura de la Virgen. Sobre el parabrisas había colocado una calcomanía que decía "Reina de El Cisne".

En su carrera profesional tuvo dos percances, en uno de los cuales perdió una oreja al ser atacado por un delincuente. Segarra tiene dos hijos.