El sismo registrado durante la noche de este domingo en la frontera entre Irán e Irak, a una profundidad de 10 kilómetros, según el Centro Sismológico Europeo Mediterráneo, ya dejó al menos 445 muertos y unos 7.000 heridos. Mientras que, alrededor de 70.000 iraníes perdieron sus hogares a causa del terremoto.

El sismo se registró a 204 kilómetros al noreste de Bagdad, y a 104 kilómetros al oeste de la ciudad iraní de Kermanshah. Según medios internacionales, se trata de uno de los mayores terremotos que hayan tenido lugar en Oriente Medio. Se sintió en toda la región, desde el Líbano hasta Kuwait.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), señala que el terremoto fue de magnitud 7,2 y que el foco se registró a una profundidad de 33 kilómetros, a unos 32 kilómetros de la ciudad iraquí de Halabja.

Tras el sismo, el USGS emitió un alerta "naranja" por posibles "muertes relacionadas con temblores y pérdidas económicas". Las provincias iraníes de la zona noroccidental, occidental y central del país se han visto afectadas.

La televisión estatal iraní informó que al menos ocho pueblos han sufrido daños. En algunas aldeas se han registrado cortes de electricidad que han afectado a miles de personas.

Por su parte, el presidente iraní, Hasán Rohaní, ordenó al Ministerio del Interior proporcionar lo antes posible toda la ayuda necesaria a los habitantes de las zonas afectadas. Y el Ministro del Interior convocó a una reunión del grupo de crisis para discutir la lucha contra las consecuencias del terremoto.