Sueña raro, o quizá atípico, pero está claro que es el técnico interino y que se está jugando su designación oficial, debía meter mano. En el balance general lo que dio el equipo no fue muy diferente a lo que proponía con Maradona, salvo por el mediocampo, el único punto a destacar en este nuevo proceso. Porque el resto tuvo nombres muy similares a los del Mundial, la Argentina mostró de nuevo una línea de cuatro en el fondo, con cuatro centrales (Burdisso, Demichelis, Samuel y Heinze) con Mascherano delante, Gago a la derecha del capitán, y Banega a la izquierda. Más adelante, abierto por la izquierda, estuvo Di María y, a la derecha con tendencia a ir hacia el medio, Messi. Gonzalo Higuaín fue la referencia de área

1-OTRA DISTRIBUCIÓN

Las incursiones de Banega y Gago, dos que estuvieron ausentes en Sudáfrica y que ayer fueron los puntos más sobresalientes marcaron el cambio en el circuito del centro, donde se basó todo para luego darle juego, pero claro, que luego que la pelota partió de sus pies, el equipo no tuvo poder ofensivo en los metros finales.

Otro punto diferente a lo que se vio en el Mundial, es que Di María jugó más adelante, como a él le gusta, sin retroceder y sacando provecho con su estilo en los metros finales, mientras que Messi se movió con mayor soltura y encarando por derecha, similar a como lo hace en el Barcelona. Es decir que Batista respetó la posición de cada uno, pero ninguno le aportó la creación que se esperaba

2-PARTIDO EN TRES

Si bien el mediocampo fue otro y brilló. La defensa y la delantera tuvo puntos flojos. Atrás fueron todos centrales y la falta de laterales lo privó de tener salida por los costados, además de tener -los cuatro- errores individuales y de coordinación. En tanto, adelante ni Gonzalo Higuaín en el primer tiempo, ni Diego Milito en el complemento, tuvieron opción de gol. No fueron abastecidos y su aporte no fue el que se esperaba, pero mucho tuvo que ver con que faltó el generador de fútbol, la cuota que le quedará resolver a Batista.