No fue un martes 13 el que sacudió la Eurozona, sino un viernes 13 de enero de 2012, cuando el mundo se hizo eco de la noticia de que la agencia calificadora Standard & Poor’s (S&P) "despojó a Francia de su valiosa nota soberana de AAA a AA+". Si bien la baja calificación recaía también en ocho países europeos, la calificación de (S&P) tiene carácter de sanción pública en este caso especial de la coyuntura europea y la concomitante interrelación con el globo. Sin embargo, mirando debajo de la mesa, esta baja nota a un alumno que parecía prolijo y disciplinado, marca con fuego el camino hacia la Cumbre extraordinaria del próximo 30 de enero en Bruselas, donde por primera vez los mandatarios de la Eurozona definirán la política económica financiera de la devastada zona crítica.

Aunque la Alemania de Merkel lidera los anuncios y decisiones del magno grupo que adhiere a la Unión Europea, la perspectiva negativa en la que entró Francia inmediatamente después del anuncio, definió una puja que tenía destacados roles, pero que no se definía entre bambalinas. Por si fuese poco que la influencia recayó con dura adversidad en las bolsas del mundo, se prevé a corto plazo una nueva "sanción". Otros países recibieron el recorte de la nota impuesta por (S&P), con "perspectiva negativa”, tales como Austria, España, Italia; toma también a Portugal que de BBB pasó a BB (categoría especulativa). También se bajó un escalón las notas de Malta, Eslovaquia y Eslovenia, y en dos grados la de Chipre. Un nota sobresaliente es que no se modificó la de Holanda (triple A con perspectiva estable), en cambio la de Finlandia conserva su triple A, pero en perspectiva negativa.

La libreta de calificaciones mantuvo la nota de Alemania que conserva su triple A con perspectiva estable, razón por demás justificada que posiciona aún más a Alemania en su liderazgo en esta encrucijada de difícil dimensión.

La reacción con críticas variadas contra la entidad calificadora estriba en la inoportuna ocasión elegida para la demoledora noticia que conforme expresó Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos, es un duro golpe a "los esfuerzos de la Eurozona, que actúa de manera decisiva en todos los frentes para responder a la crisis”.