La presidenta Cristina Fernández de Kirchner define por estas horas la agenda de gobierno a fin de darle un renovado impulso a su gestión, tras los primeros análisis del resultado electoral. Mientras, los gobernadores reclaman un encuentro con la máxima autoridad del Estado para coordinar temas pendientes.
En este giro de la estrategia oficial hay funcionarios en la Casa Rosada que ya hablan de menos apariciones públicas de la presidenta con el argumento de que sus continuas visitas al conurbano en los últimos meses no fueron beneficiosas para su imagen como gobernante.
Antes de recibir a los mandatarios provinciales, que no sólo le pedirán cambios de nombres en el equipo de gobierno sino también en asuntos tan delicados como la coparticipación o el sistema de medición de los índices por parte del INDEC, la jefa del Estado debe precisar cuál será la postura del Ejecutivo frente a los reclamos.
Después del comicio del domingo 28, los gobernadores del oficialismo -especialmente los que resultaron victoriosos en sus provincias- no están dispuestos a aceptar más excusas para dilatar una definición sobre estos temas.
Nadie afirma en el gobierno que el nuevo empuje que Cristina Fernández de Kirchner le quiere dar a su gestión incluya un cambio en el gabinete, pero tampoco se animan a negar esa posibilidad.
Explican en este sentido que el estilo kirchnerista es hacer pocas modificaciones, pero al mismo tiempo admiten que hay nombres como el del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que no ayudan a la imagen que la mandataria quiere dar a su gestión.
Todos estos temas fueron analizados en las últimas horas en la residencia de Olivos por la presidenta, su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, y el pequeño grupo de colaboradores que conforman la llamada "mesa chica".
Como es habitual en estos casos, no trascendió nada de lo tratado y se presume que recién hoy, cuando Cristina Fernández de Kirchner retome su actividad oficial podría haber novedades.
Ayer, así como ocurrió el viernes, la Presidenta volvió a reunirse con el ministro de Planificación, Julio De Vido, que se ha convertido en una suerte de interlocutor entre el Ejecutivo y los gobernadores tras las elecciones.
De Vido está canalizando los reclamos de cambios en el rumbo del Gobierno y de mayor coparticipación, especialmente de los mandatarios del PJ que resultaron ganadores en las legislativas.
Según un estudio realizado por una encuestadora, más del 70 por ciento de los argentinos consideran que es necesario un cambio de gabinete nacional de Fernández de Kirchner. 15,6 por ciento considera que no sería preciso una medida política de este tipo.
El dirigente político con mayor imagen negativa es el ex presidente Néstor Kirchner, con 53 por ciento de rechazo, según un monitoreo de la opinión pública nacional realizado por la empresa Management and Fit.
