El de ayer no fue un lunes más. El fin de semana largo se notó en la provincia, tanto en la ciudad como en las zonas turísticas del Gran San Juan. Desembarcaron turistas de distintos puntos del país y hasta los sanjuaninos aprovecharon el día con Sol para salir a comer un asadito. Mientras que los foráneos prefirieron sacarse fotos en la Catedral, los locales coparon sobre todo la Quebrada de Zonda, en Rivadavia.
Durante toda la jornada fue usual ver un gentío en la oficina de Turismo que está en el centro. Muchos de los visitantes llegaron desde Mendoza y Córdoba. Algunos lo hicieron en autos particulares, pero también hubo varios contingentes dando vueltas por la ciudad. "Estamos recorriendo varias provincias. Nos dijeron que la ciudad sanjuanina era muy bonita y vinimos a pasar el día", dijo Eduardo Gallardo, que vino desde Córdoba con toda su familia. Mientras que los Troyano, oriundos de Mendoza, decidieron sacar una infinidad de fotos en la puerta de la Catedral. Lo que más llamó la atención de los mendocinos fue el campanil. Hasta el mediodía, más de 100 personas habían subido a la torre para ver la ciudad desde la alturas, según dijo el encargado del lugar. También hubo mucha gente visitando la Casa Natal de Sarmiento. El Auditorio Juan Victoria fue otros de los destinos elegidos por los turistas que recorrieron la ciudad sanjuanina.
Los distintos contingentes que llegaron a la provincia hicieron un recorrido que no sólo abarcó la ciudad. Algunos apostaron por los cerros de Rivadavia y aprovecharon para comprar artesanías. Es por eso que en la Quebrada de Zonda, una parada obligada fue el puesto artesanal que está justo al lado del Monumento al Ciclista. La degustación mistela al pie del cerro fue lo que más atrajo a los turistas. El dique de Ullum también fue un destino que llamó la atención de los visitantes.
Pero los cerros de Rivadavia estuvieron copados por sanjuaninos. Aprovechando el feriado de ayer y el buen clima, la gente comenzó a llegar al lugar hacia el mediodía. Reposeras, bicicletas, parrilleros humeantes. Ese fue el panorama que pudo observarse durante todo el día. "Aprovechamos las montañas que están cerca para disfrutar unos choricitos caseros y pasarlo en familia", dijo Carlos Reinoso, oriundo de Santa Lucía. Mientras que la familia Cardozo optó por cargar las bicicletas de los niños en la camioneta para pasar el día en Rivadavia.
Los más audaces decidieron pasar todo el fin de semana acampando en ese lugar. Fue el caso de un grupo de amigos de Rivadavia, que llegaron a la quebrada con mochilas, bolsacamas y conservadoras. A los jóvenes, ni la llovizna del domingo por la mañana los amedrentó.
