La música nacional sigue de luto. Es que el fallecimiento de Ariel Ramírez (88) -el jueves 18 por la noche y a raíz de una neumonía severa-, dejó una resonancia de dolor tan grande como su obra universal. El creador de "Volveré para siempre a San Juan", activó la memoria de sus colegas y profesó la mezcla exacta de nostalgia y antaña admiración. "Era mi maestro", dijo Patricia Sosa, quien se mostró muy compungida por el deceso del gran creador y aseguró que "es el melodista más grande de folclore que tendrá esta historia". La popular solista, recordó que cantaba sus canciones "desde los seis años" y luego tuvo "el privilegio" de ser contratada por él "para cantar por todo el mundo" al lado suyo. No es para menos. La música de Ramírez sabía de latitudes remotas y ampliaba horizontes. "Hoy el mundo entero lo llora porque era un hombre tan fino, tan hermoso, tan caballero y sutil", concluyó Patricia.
El cantautor Facundo Saravia, también se acopló a la melancolía y destacó su impronta artística.
"Junto con Yupanqui y los Abalos, Ariel es uno de los grandes hacedores que han marcado el camino del folclore porque compuso obras incomparables, inigualables, irrepetibles", afirmó el ex integrante del conjunto Los Chalchaleros. Los lamentos no cesan. El cantautor y músico César Isella así lo refleja.
"Se fue un gran músico y mejor persona. Es un día triste para la música argentina porque Ariel fue un caballero con todas las letras y nos deja grandes composiciones para el cancionero popular que se mantienen vivas con el paso del tiempo", dijo el folclórico.
El hijo del gran Ariel Ramírez, el pianista, actor y compositor Facundo Ramírez, pidió ayer recordar a su padre, "por sus canciones, sus obras y su hombría de bien", ya que -dijo- así lo hubiese querido él.
"Uno nunca se resigna a perder un ser querido pero íbamos viendo que papá se iba apagando. Por ahí ahora las palabras están de más y los sentimientos van a lo más íntimo, pero creo que él dio todo por la música folclórica argentina y así pienso que hubiese querido que se lo recuerde", sostuvo el progenitor de la histórica "Alfonsina y el Mar", entre otras inoxidables.
No caben dudas de que el santafesino Ariel Ramírez, fue uno de los mayores exponentes del folclore argentino y latinoamericano. Su prolífera carrera incluye una veintena de discos (entre 1946 y 1956) y piezas que destacan la música nativa. ¿Ejemplos? Muchos. "Mujeres Argentinas", "Zamba de usted", "La tristecita", "Navidad Nuestra" y "La hermanita perdida" -pruebas fehacientes de aguerrida prosa y sensitiva poesía-. Pero su gran bastión fue "La misa criolla". Es la obra de raíz folclórica argentina que más se interpretó en el exterior y que más se versionó -desde La Negra Sosa hasta tenores de la música clásica-. Es claro. su herencia musical ha dejado huellas -y bastante pronunciadas-. Probablemente, desde su nacimiento en Santa Fe (el 4 de septiembre de 1921), se empezó a gestar una vida plagada de caminos recorridos, aprendizaje, talento y fecunda sabiduría. Su pasado incluyó adolescentes residencias por el Norte Argentino, la amistad -y ayuda- de Atahualpa Yupanqui, sus buenas migas con Don Buenaventura Luna, su odisea por Perú, Bolivia, Europa (en los 50), la porteña Buenos Aires -su último destino-, los estudios en el Conservatorio Nacional de Música -y la vivaz maestría de sus manos- y cinco períodos, -hasta 2004-, como presidente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC).
