Ni bien el grupo de mineros salió del túnel de la mina para celebrar que habían encontrado una enorme veta de oro, las galerías se desplomaron. No hubo muertos, pero todas las herramientas quedaron sepultadas bajo los escombros y con ellas también el oro. Eso sucedió a mediados de los "50, en el cerro Huachi, que está en la localidad jachallera llamada Huerta de Huachi. De ahí en más hubo varios intentos por explotar la mina, pero todos sin éxito. La gente del lugar dice que es porque el cacique Huachi (que en indígena significa "lugar para tirar flechas") se sentó sobre el cerro para evitar que saqueen la montaña.

"Mi padre era minero en esa época. El derrumbe sucedió al mediodía. Después todos quedaron sin trabajo y muchos se fueron del pueblo", dijo Jorge Trigo. Es por eso que hay varias casas de piedras en la ladera del cerro que están abandonadas. Esta historia es una de las leyendas más fuertes que circulan entre los pobladores y forma parte del misticismo que le adjudican a la localidad, a la que también llaman "Valle Encantado".

Según los escritos de un ingeniero inglés llamado Joseph Hoskold, las minas de Huachi no fueron explotadas por su ubicación desfavorable. Es que están en la falda del cerro y son poco accesibles.

En los "50 fue una compañía inglesa, "Somersville Brothers Company", la que intentó extraer oro. Tenía más de 100 personas trabajando en la quebrada llamada Oro Rico. Hoy no existen rastros de estas instalaciones.

Más de medio siglo después del derrumbe de la mina, los pobladores volvieron a sentir la desolación a causa de otro desastre natural: las nevadas de agosto pasado arrasaron con más del 80% del ganado. Aniquilaron los cultivos y los árboles frutales se quemaron por las heladas a destiempo. A pesar de todo, siguen pensando que el cacique Huachi está ahí para protegerlos.