De los 37.000 empleados de la administración pública que tiene la provincia, unos 6.000, que equivalen al 16,2 por ciento, son contratados que no gozan, por ejemplo, del beneficio de la estabilidad laboral y que pueden quedar sin empleo en cualquier momento en que les venza el contrato, sin derecho a indemnización.
Es una porcentaje levemente superior a la Nación, donde los contratados son 38.018 (14,5 por ciento), mientras que el personal permanente llega a 263.000 agentes, según publicó el diario Clarín.
Y mientras a nivel nacional la presidenta Cristina Fernández anunció el pasado 11 de mayo en un acto organizado por la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) en el teatro Coliseo que en una primera etapa unos 1.000 pasarán a formar parte de la planta permanente, en San Juan el ministro de Gobierno, Emilio Fernández, sostuvo que la actual administración hará un estudio para determinar las necesidades de cada área, pero la decisión quedará para la gestión que se haga cargo del Gobierno provincial a partir de diciembre del año que viene.
"Hay que dejarle la decisión a la futura gestión en función de los recursos con que vaya a contar y de sus necesidades", dijo el funcionario. Y agregó que "vamos a hacer los análisis que hagan falta, pero sería muy irresponsable si ya llevamos siete años en esta situación adelantarnos a tomar la decisión".
El tema de los contratados en la administración pública es una preocupación de todos los gobiernos provinciales desde 1994 a la fecha. Es que desde ese año está vigente la ley de emergencia que prohibe designar empleados en la administración pública. Las excepciones son la Policía, Educación, Salud Pública y el Registro Civil, pero en el resto de las áreas se han ido produciendo vacantes que no se han podido cubrir con empleados permanentes. Por el contrario el Estado acudió a los famosos contratos, que van desde los 800 a los 2.900 pesos en promedio, estos últimos para profesionales como contadores, abogados e ingenieros. El único tope a los contratos, que son cuatrimestrales algunos y anuales en la mayoría de los casos, es que el personal no puede percibir mayores recursos que el titular del área en la que se desempeña.
Según fuentes de UPCN y de ATE, los mayores gremios de estatales, y del Estado, los contratados son unos 6.000 y se desempeñan en todas las áreas, pero los que tienen mayores proporciones son Educación, donde trabajan como porteros de las escuelas, Producción, Obras Públicas y unos pocos en Gobierno. Si se tiene en cuenta que en la administración central trabajan 16.000 empleados y que los maestros son 15.000, según fuentes oficiales, se concluye que hay 31.000 estatales en planta permanente y que los otros 6.000 para llegar a los 37.000 trabajadores públicos son contratados.
La cifra de los contratados es estimativa porque no hay una radiografía del sector. Es por eso que el ministro Fernández dijo que van a hacer un estudio para ver cuántos son, dónde están y cuáles son las áreas que demandan la incorporación de personal de acuerdo a sus necesidades.
Los contratos están homologados por el Ministerio de Trabajo y en la práctica el empleado es un monotributista inscripto en la AFIP que aporta para jubilación y obra social, pero que no tiene estabilidad y puede quedar en la calle en cualquier momento, por decisión del funcionario de turno que decide no renovarle el contrato.
En muchas área del Estado, como por ejemplo en la Obra Social Provincia, suelen producirse roces entre los empleados estables y los contratados, porque los primeros dejan que las tareas más pesadas las hagan los últimos, total a ellos les es muy difícil que les puedan aplicar sanciones.
En la Cámara de Diputados de la provincia ya hay dos proyectos legislativos (ver aparte) que proponen regularizar la situación de este sector de empleados de la administración pública, pero ambos se encuentran en comisión y con escasas chances de ser tratados, porque la voluntad política, según lo adelantó el ministro Fernández, es dejar la decisión para la futura gestión provincial que triunfe en las elecciones del año que viene.