Saben que el mejor conocimiento no es sólo el que se imparte en el aula. Sino el que se vive en el campo. Y en este caso nunca mejor contextualizada la frase ya que los protagonistas son los alumnos de la Agrotécnica Gonzalo Doblas -ubicada justo en el límite entre Caucete y 25 de Mayo-. Ellos tienen el privilegio de ser los primeros y únicos estudiantes sanjuaninos que lograron hacer una exportación de uva en fresco. Fue el año pasado y ahora trabajan a sol y a sombra para mejorar la calidad de su producción y así ganar nuevos y mejores mercados.

Por supuesto en la experiencia no están solos, sino motivados por los profesores y reconocidos por una empresa local que los sumó a sus negocios en el mundo.

Ya está establecido que al menos 6 horas semanales -a contraturno e inclusive haciendo guardias en época de vacaciones- pasan los alumnos de 5º año desmalezando, podando, haciendo trabajos manuales para orientar la planta. A ellos, también les toca la responsabilidad del riego e inclusive ayudar en la cosecha y en el embalaje. Hay un incentivo superlativo para semejante tarea: superar los 17.000 kilos de uvas que en el 2008 exportaron a Rusia (asociados con la firma Patagonian Fruits) y por lo que ganaron 5.000 dólares. El dinero, según explica el director del establecimiento, Julio López, se destinó para volver a reinvertir en los parrales.

"Llegamos a la conclusión que exportar era beneficioso pero que debíamos seguir trabajando para mejorar. Si nos acompaña el clima y algunas acciones que hicimos con el dinero ganado, pero también donaciones de entidades privadas, como la Fundación del Banco San Juan y subsidios (como el Programas de Servicios Agrícolas Provinciales) vamos a certificar normas de Buenas Prácticas Agrícolas que piden mercados más exigentes como la Comunidad Europea, Inglaterra, Oriente y otros. Si Dios Quiere este año lo logramos y seguramente obtendremos mejores rindes y mejores precios", coinciden el director y Hugo Rosas, coordinador de Actividades Prácticas.

Festival de uvas

En la escuela siempre hubo uvas. Incluso antes que en ese terreno se ubicara la Gonzalo Doblas (era una finca que pertenecía a la Escuela de Enología) había un añoso parral de las típicas Cerezas y Torrontés. Pero como sucedió con la vitivinicultura sanjuanina, a esta zona también le llegó la hora de la reconversión a mediados de los ’90. Según cuenta Rosas, recibieron dinero del Estado para concretarlo, pero por distintas razones recién tuvieron los primeros frutos hace pocos años. De hecho, habían hecho algunas pruebas con distintas variedades, fuera y dentro del país y a menor escala, hasta que el año pasado dieron el paso a Rusia.

En el terreno escolar tienen una hectárea y media destinadas a parral. Allí se implantaron alrededor de 1500 cepas de uva Superior, que les sirve tanto para destinar a uva de mesa como a pasas.

"Yo creo que el secreto del éxito pasa por las condiciones de clima y suelo pero en gran medida por todos los cuidados que se le dan a los cultivos. Y en esto se llevan todos los méritos los alumnos porque ellos participan de todo el proceso", dicen orgullosos los profesores Hugo Rosas y Carlos Ponce, con quien hacen las tareas en el parral.

"Siempre nos planteamos el límite entre lo comercial y lo educativo. Porque si bien una exportación significa dinero, no nos olvidamos que somos una escuela y que apostamos al aprendizaje y a la cultura del trabajo. Ese es principal objetivo con esta experiencia", agregan sobre los beneficios extras que trajo la iniciativa de exportar.

Por su parte, los estudiantes, también tienen lo que decir. "Exportar nos llenó de orgullo y entusiasmo. Pensar que lo que nosotros cuidábamos se iba a comer en un lugar tan lejano como Rusia era increíble. Esta experiencia nos dio conocimientos para aplicar en la vida o en trabajo de finca", explican Silvina Figueroa, Leonela Galindez y Emiliano Caselles, parte del curso que trabajó en la primer comercialización que los hizo trascender las fronteras del aula.