La inédita Cumbre de Seguridad Nuclear, que congregó en Washington a 47 países, incluyendo a la Argentina, selló un compromiso para reforzar las medidas contra el tráfico ilegal de material radiactivo y ratificó su apoyo a las tareas de vigilancia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Por su parte, las naciones desarrolladas dispusieron eliminar progresivamente ese potencial.

El encuentro del martes último parece un desfasaje histórico a primera vista, si nos retrotraemos a la los tiempos de la Guerra Fría y las tensiones este-oeste que podían desencadenar una guerra con armas no convencionales. Sin embargo, esta reunión ha sido motivada por una amenaza peor y de consecuencias irreversibles para la humanidad, como es que el terrorismo fundamentalista obtenga los elementos para construir una bomba atómica y sin duda la usará de inmediato.

Como lo señaló en su discurso el anfitrión de la cumbre, el presidente Barack Obama, "dos décadas después del fin de la Guerra Fría, enfrentamos una cruel ironía de la historia: el riesgo de una confrontación nuclear entre naciones ha disminuido, pero el riesgo de un ataque nuclear ha aumentado", dijo, y señaló que redes terroristas como Al-Qaeda han tratado de adquirir los elementos para fabricar un arma nuclear y si llega a sus manos una catástrofe mundial será inevitable.

Estados Unidos ha solicitado la creación de un fondo mundial de 10.000 millones de dólares para mejorar la seguridad nuclear en todo el planeta, ya que la tarea de lograr que todos los materiales peligrosos queden a buen recaudo no será fácil ni barata. Se estima que llevará cuatro años si se concretan las expresiones de deseo de todos los países intervinientes. Hay que recordar que el mundo cuenta con reservas de uranio enriquecido y de plutonio -ingredientes para una bomba- de 1.600 toneladas y 500 toneladas, respectivamente.

Rusia prometió eliminar el plutonio apto para fabricación de armas de sus programas militares, lo que costará alrededor de 2.500 millones de dólares, lo que ya había convenido la semana pasada el presidente Dimitri Medvedev, en oportunidad de firmar con Obama el pacto de desarme nuclear, en Praga, El mandatario ruso está convencido de la necesidad de este desarme y por eso no dudó en calificar de exitosa a la cumbre de Washington.

Es de esperar que esta cumbre no haya sido otro encuentro de buenos propósitos para acciones tardías, como las del cambio climático y la lucha contra el hambre. Debe recordarse que el terrorismo no perdona las omisiones ni las impericias políticas.