Que era como la 1.15. Que había salido a la puerta de la subcomisaría de Villa Hipódromo a tomar aire. Que entonces llegó un sujeto alto, delgado y con capucha a avisarle que delincuentes robaban en el barrio La Alameda y llevaban las cosas a la ex bodega La Superiora, Rawson. Que el sujeto se fue por donde llegó, en una moto negra, de entre 150cc. y 200cc., sin chapa, Zanella o Yamaha. Que enseguida llamó a dos compañeros que patrullaban en la calle y se fue con ellos al lugar. Que al llegar, una cabo primero quedó en el móvil, un agente se fue con la Itaka y una linterna por un lado y él por otro. Que, adentro, vio una fogata, avanzó hasta que sintió que alguien se le vino encima, vio un fogonazo y alcanzó a tirarse hacia atrás. Que el disparo le alcanzó el chaleco, le perforó y fracturó el brazo izquierdo. Que, malherido, repelió la agresión con otro disparo pero el atacante igual huyó. Según fuentes policiales, esa versión dio el oficial ayudante Leonardo Vázquez sobre la fractura de su brazo izquierdo por un disparo el pasado 18 de agosto. Como era lógico, el supuesto ataque causó conmoción y provocó el inmediato apoyo desde todos los sectores de la fuerza y aún desde el Ministerio de Gobierno.
Pero desde aquel día los mismos policías empezaron a mirar de reojo el asunto. Sobre todo cuando se descubrió, por ejemplo, que no había denuncias de robos en casas del barrio La Alameda u otros aledaños.
El rumor de un autodisparo circuló a la espera de la pericia balística, clave para desentrañar el misterio. Y así fue: altos jefes policiales aseguraron ayer que esa pericia reveló que la vaina servida del supuesto disparo del delincuente y el plomo extraído del antebrazo izquierdo del policía, fueron lanzados con la pistola Bersa 9mm. que él mismo empuñaba, y no por las 9mm. Browning de sus compañeros, también peritadas, precisaron las fuentes.
Y ahora Vázquez está en serios aprietos: "Podrían investigarlo por falsa denuncia", estimaron desde altos mandos de la fuerza. Como la versión del oficial no resultó cierta, internamente la policía averigua ahora si hubo o no participación de los otros uniformados que fueron con Vázquez a esa ex bodega, desde hace varios años abandonada, saqueada y usada como aguantadero o lugar para juntas de todo tipo.
Por ahora el principal complicado es Vázquez, porque cuando ocurrió el hecho los otros uniformados no lo habrían visto, dijeron. Es más, durante la investigación se recolectó un cartucho antitumulto, disparado por el agente desde otra posición en el predio de la ex bodega, cuando sintió los dos tiros, precisaron.
¿Qué llevó al oficial a fingir la historia del falso ataque? Eso podría develarse en la investigación interna iniciada en la policía o cuando sea citado a declarar por el titular del Tercer Juzgado de Instrucción, Guillermo Adárvez. Por lo bajo, en la policía están convencidos que se trató de un accidente y que quizá por orgullo, inventó una complicada trama que ahora se le vuelve en contra.
