El fútbol argentino está convalesciente con los laureles conseguidos marchitos y quienes tienen la posibilidad de ponerlo de pie, se empeñan en sacarle la máscara de oxígeno. Antes la dicotomía era Menotti- Bilardo. Ahora será Bilardo- Maradona. En el medio, Grondona con su corte de adulones. Se va Maradona pero sigue Bilardo. ¿Está bien? No se. Lo cierto es que el “Doctor´, que parece sufrir amnesia porque se olvida facilmente de lo que dijo el 14 de abril (“si se va, me voy”), adquiere un poder absoluto para poner y sacar a quien quiera. Mientras, el fútbol argentino “está -parafraseando a Alfredo Distefano- hecho pelota”.