Otros casos de depredación de especies de la fauna protegida en San Juan, han sido revelados por el área oficial específica. Más allá del ataque perpetrado, es de lamentar que -como es habitual en estos procedimientos- no se den a conocer las identidades de los involucrados, que no podrían ser son presuntos autores, ya que fueron sorprendidos in fraganti con armamento prohibido y la presas obtenidas en sus incursiones furtivas.
Es decir, los involucrados fueron detenidos por estar incursos en los alcances de la ley 25.886 de protección de flora y fauna y por la portación indebida de armas y proyectiles de guerra. Según la Subsecretaría de Medio Ambiente, personal de Flora y Fauna descubrió a cazadores furtivos en la zona de Medalla Milagrosa, Angaco, los que se dieron a la fuga en una camioneta a campo traviesa hasta que fueron detenidos por efectivos de la Comisaría 20ma. del citado departamento. En el vehículo iban tres personas mayores de edad y les secuestraron una carabina con mira telescópica -tenía el número de serie limado- y proyectiles de alto poder, junto a 120 kilogramos de carne faenada de guanaco, ñandú y liebre criolla. Otro tanto ocurrió en Calingasta, donde el organismo detectó a seis pescadores y secuestró 103 ejemplares de trucha arcoiris en las inmediaciones de los ríos Blanco, El Molle, de Los Patos, Castaño y Calingasta.
Los detenidos ya fueron liberados, pero quedaron a disposición del Juzgado de Paz de Angaco por las infracciones de rigor. Es que como son contravenciones, y por tanto excarcelables, los culpables gozan no sólo de la libertad sino se les preserva el anonimato, cerrando la impunidad. Por ello urge cambiar la legislación para aplicar penas contundentes.
