Todas las miradas convergen sobre China luego de que se le atribuyera a Corea del Norte el hundimiento de una corbeta surcoreana, lo que avivó la posibilidad de una guerra en la región. Hasta ahora, Pyongyang (Norcorea) vivía sorprendiendo a la región mediante una serie de ensayos nucleares y el lanzamiento de misiles Taepodong 2, diseñados para alcanzar territorio estadounidense, que sobrevolaban el norte de Japón y caían en el Océano Pacífico.

Pero las pruebas no eran más que una bravuconada del régimen estalinista de King Jong Il, apoyado por Beijing (China), que siempre fue considerado un aliado de Norcorea. A pesar de las presiones de EEUU, China advirtió que no tomará posición en el caso hasta que sea juzgado "objetivamente", respetando las pruebas y respuestas de cada país involucrado.

Sin embargo, un grupo de investigadores internacionales determinó la última semana que el pasado 26 de marzo un submarino norcoreano hundió a la corbeta surcoreana Cheonan en el mar amarillo, muriendo 46 marinos, en el peor incidente desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953).

Tras conocerse la investigación, impulsada por el gobierno surcoreano, Norcorea rechazó las acusaciones de Seúl (Surcorea) y anunció que anulaba un acuerdo para prevenir posibles incidentes navales en la península.

Las relaciones entre las dos coreas se enfriaron luego de la asunción del presidente Li Myung-Back, en febrero de 2008, quien prometió una posición más dura hacia Pyongyang, que cuenta con al menos 10 bombas atómicas, según la Federación de Cientistas Estadounidenses.

Seúl suspendió el intercambio con Corea del Norte, basado especialmente en arroz y fertilizantes, lo que representa el 30% del comercio total de Pyongyang, cifra considera importante para un país con altos niveles de pobreza y hambrunas generalizadas.

"Las pruebas de misiles son una cosa, pero el ejército norcoreano no está en condiciones para pelear contra tropas bien entrenadas del sur, apoyadas por 29.000 soldados estadounidenses. Las fuerzas de Corea del Norte, en contraste, tienen obsoletos sus equipos y moralmente se cree que está peor+, afirmó Mark Tram, del diario británico The Gardian.

El analista señaló que la suspensión de la ayuda económica ha empeorado las condiciones en Pyongyang, mientras que las sanciones impuestas por el Consejo permanente de las Naciones Unidas a raíz del lanzamiento de cohetes disminuyeron la venta de armas, una de las fuentes de ingresos de Norcorea.

Se cree que si se desmoronara el régimen norcoreano habrá decenas de miles de refugiados entrando a raudales en China y Surcorea, inseguridad con las armas de destrucción masiva y la posibilidad de una guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur.

Diplomáticos en la región conjeturan, además, que la crisis incluiría una guerra civil entre facciones leales a la familia Kim y la posibilidad de que tropas chinas y estadounidenses se enfrenten en Norcorea, sin mecanismos para mantenerse a distancia.

Otra de las hipótesis que se analizan es que Pyongyang esté preparando la sucesión de Kim Jong Il, en 2012, inclinándose a favor de tercer hijo, Kim Jong Un, cuando se cumplan cien años del nacimiento del fundador de la dinastía, el reverendo Kim Il Sung.

El diario surcoreano Joong Ang Daily, en su versión en inglés, señaló que "el hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan es una delicada porcelana china entre Seúl y Beijing", con un millón de soldados de ambos países apostados a cada lado de las fronteras.

En una nota editorial, el periódico aludió a la entrevista que mantuvo el jueves el primer ministro chino, Wen Jiabao, con el líder surcoreano Myun-bak y señaló que el deber de China es reactivar las conversaciones del Grupo de los Seis (EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia y China) para "desnuclearizar Norcorea".

La situación en la península constituye un nuevo dolor de cabeza para el presidente estadounidense, Barack Obama, que esta semana anunció el fin de la política "guerrera" impulsada por su antecesor, el republicano George W. Bush, con el fin de potenciar el llamado Grupo de los 20, que incluye a la Argentina y Brasil.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, trató sin éxito de convencer a los líderes chinos de la culpabilidad de Norcorea en el incidente, algo que de algún modo refleja la impotencia que sufre Washington en este escenario mundial.

Con dos guerras en curso, en Afganistán e Irak, el conflicto de Medio Oriente y las negociaciones empantanadas con Irán por su programa atómico, parece imposible que Obama se atreva a librar hoy una tercera guerra en esa convulsionada región. Sin embargo, Washington prometió defender a Corea del Sur ante un posible ataque norcoreano.