El 17 de septiembre de 2000, Lionel Messi arribó a Barcelona acompañado por su padre Jorge y su agente Fabián Soldini, procedente de un vuelo de Buenos Aires con escala en Madrid. ¿La razón? El niño de 13 años se probaría en el club de fútbol más importante de la ciudad.

Los esperó en la terminal del aeropuerto Horacio Gaggioli, representante asociado al despacho de Josep María Minguella, el intermediario que hizo la conexión con el elenco culé. “Yo lo único que hice fue llamar a Carles Rexach (secretario técnico del Blaugrana, por aquel entonces) y pedirle que hiciera una prueba a aquel chaval”, contó Minguella, tiempo después.

Tras instalarse en el Hotel Plaza, donde el club les reservó habitaciones, Messi, su padre y su agente se dirigieron directamente a las instalaciones de Barcelona. Allí los recibió el técnico Joaquim Rifé, quien les indicó que Rexach iba a ser quien decidiría si el niño se quedaba o no en la Masía.

Fue citado para participar de un primer entrenamiento con el equipo infantil al día siguiente de su llegada, aunque no pudo realizarlo ya que el mencionado secretario técnico se encontraba en Sydney, asistiendo a los Juegos Olímpicos que se disputaban en la ciudad australiana, en un equipo en el que estaban Carles Puyol y Xavi Hernández, joyas de la cantera culé. El regreso recién se produciría el 2 de octubre.

En ese lapso, Messi se entrenó con el Infantil B, a la expectativa que se produjera el retorno del directivo. El niño llamó la atención de los técnicos que lo veían jugar. Su destreza y desfachatez adentro de la cancha contrastó con su personalidad introvertida fuera de él.

Finalmente, se programó un partido con jugadores cadetes y juveniles, dos o tres años mayores que él. Allí estuvo Rexach, quien quedó impresionado con la habilidad del argentino, que se lució con goles y varias jugadas brillantes.

“Anotó seis veces, disparó dos veces al poste y a la media parte tuvieron que cambiarle de equipo para equilibrar el amistoso”, recordó Joan Lacueva, que por aquel entonces era el ejecutivo responsable del fútbol juvenil del club. "Hay que ficharlo ya. Nos arrepentiremos toda la vida si no lo hacemos", fue el comentario de Rexach, que llegó con el partido empezado.

Así fue como se inició -20 años atrás- el exitoso ciclo de Lionel Messi en Barcelona. Tras un breve retorno a Rosario a la espera de qué ocurriría con su futuro, debido a que Joan Gaspart, entonces presidente del club catalán, no estaba seguro de apostar por un chico que tenía problemas de crecimiento, fue llamado para que regresara a la ciudad española. El 14 de diciembre firmó, en una servilleta, el compromiso que aún hoy lo une a la entidad.

Lo que vino después es historia conocida.