Después de transitar una fase de grupos más exigente de lo que se podía pensar, la selección argentina ya ha conseguido la clasificación a los octavos de final de la Copa Mundial de la FIFA de Qatar 2022. El equipo de Lionel Scaloni cerró su participación en la fase de grupos con un 2 a 0 ante Polonia y ya pone la mira en su siguiente compromiso, que será frente a Australia en el estadio Áhmad bin Ali, con aforo para 60.000 espectadores, el próximo sábado 3 de diciembre a las 16 horas, horario argentino, a las diez de la noche en territorio mundialista.

Los Socceroos habían conseguido el acceso al Mundial tras superar a Perú por penales en el repechaje internacional que se jugó a mitad de este año, instancia a la que llegaron tras ser 3° del Grupo A en las Eliminatorias y tras superar a Emiratos Árabes Unidos, que había sido el 3° en el Grupo B. Pero en Qatar se han convertido en un rival duro de vencer y pasaron de fase pese a ser goleados por Francia en el estreno por 4 a 1.

Sumaron puntos en los dos partidos siguientes, con victorias alcanzadas con un diferencia mínima. Superaron 1 a 0 ante Túnez en la segunda fecha e igualaron el marcado frente a Dinamarca en la última jornada. Estos triunfos consecutivos lo colocaron en una fase eliminatoria a la que no llegaban desde el Mundial de Alemania 2006, ya que se fueron en primera ronda en Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018.

El seleccionado oceánico quedó ubicado en la la primera llave de la primera parte del cuadro. El ganador del duelo entre Argentina y Australiana chocará en cuartos de final contra el vencedor del primer juego de octavos: Países Bajos - Estados Unidos.

El equipo actualmente dirigido por Graham Arnold afronta su quinta participación consecutiva en un Mundial con una plantilla de jugadores con limitaciones evidentes pero conscientes de lo que deben hacer para complicar a sus rivales de turno. Su sistema 4-2-3-1 es muy organizado: suelen atacar por las bandas y reagruparse rápido tras las pérdidas. Ajdin Hrustic, la principal figura del equipo, llegó lesionado a Qatar pero ha empezado a tener minutos en los últimos encuentros y puede ser importante en el futuro inmediato.

Consiguió la clasificación en un partido decisivo ante Dinamarca, que en la previa se presentaba como una de los aspirantes a ser la revelación del Mundial. Fue un compromiso cerrado, de poco vuelo, con la selección de Oceanía neutralizando la creatividad ofensiva del equipo danés. En la segunda parte Australia fue mucho más agresiva, adelantó líneas y comenzó a inquietar la portería defendida por Schmeichel. Inclinó las acciones la genialidad de Mathew Leckie, quien a los sesenta minutos armó una jugada individual, dejó varios contrincantes en el camino, remató cruzado, venció al guardameta y anotó el único gol del partido. La victoria fue una demostración cabal de su fútbol: esfuerzos ofensivos individuales, defensas nutridas y rocosas, jugadores atléticos y portentosos, presión ante cada recepción cerca del área. Apelarán a un desgaste físico que buscará contener el juego del rival. Australia querrá marcar de manera recia y asfixiante y el sábado ante Argentina cederá el control de la pelota y del dominio territorial.

El partido fue seguido por los hinchas australianos de una manera diferente: el duelo terminó a las cuatro de la mañana y los festejos continuaron hasta el amanecer del primero de diciembre. En el centro de Melbourne, miles de personas se agruparon para celebrar la clasificación histórica a octavos de final. Después de 16 años, Australia volvió a pasar de zona de grupos en una Copa del Mundo. En aquel Mundial, quedó afuera ante Italia con un gol de penal de Francesco Totti en el último minuto: fue un 1 a 0 agónico.

No existen antecedentes entre Argentina y Australia en Mundiales más que aquella repesca de 1993, que fue 1-1 en territorio oceánico y 1-0 para la Albiceleste en Buenos Aires. También está el antecedente de la Copa Confederaciones 2005, donde el equipo que era dirigido por Pekerman se impuso por 4-2 en suelo germano.