Barcelona liquidó la final en el PT, con un golazo de Messi, otro de Xavi y uno de Fábregas. En el segundo le tuvo piedad al Santos y Lionel cerró el 4-0 con otro toque de magia. El 10 sigue siendo el mejor. Buenos Aires, 18 de diciembre.- El Barcelona no tuvo piedad contra el Santos y en Yokohama lo bailó por 4-0. Cuando el arquero brasileño salvaba a Neymar y compañía, apareció Messi, quién otro… Lionel hizo magia y demostró por qué es el mejor jugador del mundo en el mejor equipo del mundo: abrió el partido con un golazo y lo cerró con otro. La Pulga marcó el camino para el 17° título internacional del Barsa. Xavi y Fábregas completaron la cuenta.

La final en Yokohama arrancó rara: el primer acercamiento al arco rival lo tuvo el Santos, a los siete minutos, pero Neymar fue egoísta y perdonó al imperdonable. El Barcelona, a partir de ahí, arrancó con su Tiki Tiki, ese que pone nervioso hasta verlo. De uno a otro, hasta que Xavi frotó la lámpara (excelente control de taco y asistencia) y Messi fue el genio. Golazo de la Pulga, que dejó en ridículo a Rafael con un toque sutil y abrió el partido. A los 23 llegó el doble, luego de una jugada en equipo y posterior definición de Xavi. Y antes del entretiempo, Fábregas metió el 3-0. Así, con la diferencia más amplia en un primer tiempo de final mundial, ¿para qué jugar el segundo? El Peixe debía rezarles a todos sus santos…

El que escuchó fue San Messi. Antes, para no pasarlo por alto, entró Mascherano; y Neymar se perdió el descuento, dejando en claro que no puede copiar al 10 argentino. Justamente, el 10, cerró el marcador con otro golazo: enganche para afuera contra Rafael y pase a la red. La diferencia no fue mayor porque culpa del palo y porque el Culé aflojó. Igual, fue la diferencia más amplia en finales desde que se define a partido único. El Santos jugó a esperar y fue un suicidio. Hace tiempo que el Barcelona entró en la discusión si es el mejor equipo de la historia. Día a día ratifica ese mote y saca ventaja. Son los dioses del fútbol.