Y llegó nomás. Lo que parecía una locura cuando se sortearon los octavos de final, hoy es realidad. Boca está en la final, Boca hizo pata ancha en San Pablo, siguió la paternidad con Palmeiras y vuelve a esta instancia seis años después. ¿Contra quién? Eso es lo que la agrega fuego a la definición de la Libertadores, porque será River. Como nunca, porque ya jugaron en octavos de final de Copa, en semis, pero por la copa será por primera vez. Histórico. Las finales, en vez de ir el 7 y el 28, podrían ser los sábados 10 y 24.

¿Qué hizo Boca? Se plantó firme en San Pablo en el primer tiempo y llevó al trotecito la semi con el gol de Abila, que obligaba a los brasileños a meterle cuatro. Desde temprano veía muy cerca esa final con River, pero hubo 20 minutos de zozobra con los dos goles seguidos, porque si le metían dos más se quedaba afuera. Hasta que entró el Pipa de oro, el que lo había salvado con doblete la semana pasada, y metió el latigazo tranquilizador. Y chau Felipao.

Con los 2.000 hinchas bancando a full en el Allianz Arena, con millones en el país y en el mundo, con Guillermo cumpliendo la sanción desde un palco, Boca celebra la llegada a otra final, el sudamericano que más veces llegó a este lugar para elegidos. Con un fútbol menos ofensivo, un medio más equilibrado (Pérez, Barrios, Nández), un arquero Rossi que ganó en seguridad, delanteros para elegir (Villa con su velocidad volvió a demostrar que con espacios es peligrosísismo y Benedetto que está de vuelta), ya piensa en una final soñada. Pero para eso falta, hay días para recargar energías y mientras tanto para disfrutar de esto.

Fuente: olé