Boca no consigue mejorar su imagen: por la Zona 2 de la Copa de la Liga, empató 1-1 ante Godoy Cruz, que tuvo las mejores chances en La Bombonera, al punto que Javier García se erigió como figura. Así, sigue sin poder ganar desde la victoria en el Superclásico ante River. Darío Benedetto, de penal, había abierto el marcador para el dueño de casa. Salomón Rodríguez igualó sobre el filo del final del primer tiempo.

Ante un rival que buscó presionar alto para no defender cerca de su arquero, y que también se mostró generoso con el espectáculo, el Xeneize halló fútbol cuando Pol Fernández consiguió ser eje y conectó con los chispazos de Juan Ramírez, el acompañamiento de Medina y el retroceso de Benedetto. Así, por caso, el Pipa tuvo dos remates al arco y Luis Vázquez quedó mano a mano tras una cesión del citado Pol, pero adelantó en exceso la pelota y dilapidó la chance.

Aún sin conseguir cortar el circuito local, el Tomba inquietó. Lo hizo a los 6 minutos, cuando Breitenbruch conectó de taco un córner y forzó la intervención de Javier García en dos tiempos. Y también a los 15, cuando Abrego quedó cara a cara con el portero (luego de una asistencia de taco de Bullaude) y el ex Tigre ganó el duelo.

A los 31 minutos la paridad se quebró: Luis Vázquez giró dentro del área ante la marca de Ferrari, quien lo sujetó. Mastrángelo dio penal, que Benedetto canjeó por gol con un remate cruzado: 1-0.

No obstante, Boca siguió dando ventajas, sobre todo en el retroceso. A los 39, tras pase de Ojeda, Salomón Rodríguez dejó un aviso desperdiciando con una definición desviada un mano a mano. A los 43, no perdonó. Ojeda abrió para Breitenbruch, quien centró por abajo para el ingreso solitario del atacante: 1-1. Es más, si no hubiese sido por la respuesta de García ante el mediocampista ofensivo ex Ferro y Racing, la visita se hubiera ido al descanso en ventaja.

La segunda parte comenzó con pleno dominio del visitante. Poniendo mucha gente en ataque, con buen manejo de la pelota y ambición, hubo 15 minutos de monopolio de la posesión. Martín Ojeda tuvo el grito dos veces; primero, con un tiro que García mandó al córner con gran esfuerzo, y luego con un remate al travesaño.

Boca, en tanto, inquietó por impulsos. Jugadas puntuales o arrestos individuales, fruto de la jerarquía de sus nombres. Villa, ya volcado a la izquierda, su hábitat natural, llegó a la red, pero en fuera de juego.

El desconcierto provocó que desde las tribunas bajara el “movete y dejá de joder, que esta hinchada está loca, hoy no podemos perder”. Battaglia modificó nombres y estructura. El Pulpo González y Varela buscaron darle carnadura a un mediocampo que perdió la batalla. Zeballos, la llave del desequilibrio.