En una serie vibrante aunque no tuvo goles, Boca venció 5-4 a Vélez por penales y se metió en las semifinales de la Copa de la Superliga. Andrada fue figura en el local, que jugó un buen primer tiempo, pero perdió el dominio en la segunda parte. Fernando Espinoza omitió un penal para el "Fortín" (agarrón de Mas a Laso) y expulsó mal a Izquierdoz.

En la definición desde los 12 pasos, la diferencia estuvo en el remate fallado por el juvenil Cufré: se fue por encima del travesaño. Mauro Zárate convirtió el suyo (y lo gritó con furia) y Julio Buffarini anotó el decisivo. El domingo, el "Xeneize" se medirá ante Argentinos Juniors en la semifinal de ida. Del otro lado de la llave quedaron Tigre y Atlético Tucumán, que se cruzarán el sábado.

El primer tiempo fue vibrante y Boca mostró dos caras muy marcadas. Puso mucha gente en ataque, con la movilidad y jerarquía de sus tres puntas y los carrileros pasando constantemente. Generó varias situaciones de gol, como los dos cara a cara de Sebastián Villa que tapó Hoyos y el tiro libre en el travesaño de Zárate. Además, provocó faltas en continuado por parte del adversario y dejó una mejor imagen. Pero el esquema táctico exhibió evidentes grietas en el retroceso que le causó dolores de cabeza al dueño de casa.

Con espacios para el contragolpe a espaldas de Mas (Junior Alonso se mostró incómodo cada vez se vio obligado a salir a cortar), Vélez halló terreno fértil para lastimar. A los 18 minutos, Robertone quedó en posición franca de remate, pero Andrada impidió la caída de su valla. Cuando el "Fortín" presionó, a pesar del abanico de 5 hombres (más Marcone, que retrocedió) para salir, Boca cometió errores; la falta de precisión le negó la posibilidad de generar más peligro.

A los 48 minutos, la gran polémica de la etapa inicial: en el último centro, hubo claro penal por agarrón de Emmanuel Mas a Laso, no sancionado por Fernando Espinoza.

En el inicio de la segunda parte, Vélez usufructuó un Boca más largo, con baches a espaldas de los mediocampistas, y con intensidad y mayor sintonía fina entre sus futbolistas llegó dos veces al arco de Boca y obligó a la intervención de Andrada (primero ante un remate lejano de Giménez, luego en un mano a mano de Fernández).

Alfaro advirtió la dificultad y decidió cambiar el dibujo: ingresó Benedetto por Junior Alonso y regresó a la línea de 4 en el fondo. Pero Heinze también apeló al pizarrón: Thiago Almada, hombre de desequilibrio, entró por Robertone, mediocampista mixto. Y el juvenil, suelto, sin brindar referencia, abrió grietas. A los 28, ingresó al área gambeteando y Andrada, otra vez gigante, impidió el gol. Un minuto antes, Izquierdoz, de cabeza, estuvo a punto de abrir el marcador.

A los 35 minutos, Boca quedó con 10 hombres. Benedetto falló en un pase arriesgado, Vélez anticipó y, cuando Bouzat enganchaba para apuntarle al arco, Izquierdoz lo cruzó. No se consideraba oportunidad manifiesta de gol, porque llegaba más gente de Boca en socorro del arquero; correspondía tarjeta amarilla. Sin embargo, Espinoza sacó la roja. Allí, Alfaro sacó a Tevez (que exhibió fastidio por la decisión) y puso a Fabra para reacondicionar la defensa. Y el dominio de la visita se acrecentó. Pero Andrada ganó el duelo en los 90 minutos. Y la llave llegó a los penales.