"Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también". El fútbol argentino decidió hacer un "nuevo homenaje" al inigualable Enrique Santos Discépolo. Este sabio lo pronosticó en 1934 y hoy su letra del tango que nos describe como sociedad está bien latente. "La final del mundo" en un país de cuarto mundo fue lo que debía ser: un fracaso. Una burla. Un cambalache. Y no se salva nadie, salvo el simpatizante genuino que inmortalizó el propio Discépolo en su película "El Hincha". Ese que en la Bombonera fue dos veces para ver un partido y el que este fin de semana concurrió al Monumental también un par de ocasiones pero no vio jamás rodar el balón por el césped.

El fútbol argentino tuvo su enésima chance de redimirse y mostrarle al planeta que un Boca-River, un River-Boca, es un espectáculo sin comparación en la Tierra. Pero fue todo lo contrario. Un despropósito de todos los organismos de seguridad: en un país que se prepara para el célebre G20, apenas una semana antes se dieron estas imágenes penosas que recorrieron el mundo. Vino hasta el "dueño de la pelota" actualmente, Gianni Infantino, y en el embrollo que había el sábado a las 18 horas en Núñez decidió meterse con un "el partido se juega sí o sí". Pero fue entonces cuando Boca y River sacaron las garras. Se "unieron" como pocas veces y le torcieron la mano al suizo y a la deplorable Conmebol, con su presidente Alejandro Domínguez a la cabeza quedando más expuesto que cualquiera. La Copa Libertadores 2018 será recordada como la del bochorno.

Pocos se salvan. Marcelo Gallardo es uno de ellos. No Carlos Tevez ni Darío Benedetto, quienes en medio del descontrol el sábado por la noche decidieron tirarle más nafta al incendio con el "que se la den ganada a River a la Copa". Consulta: ¿si el club de Núñez maneja todo, para qué la juega Boca?

"Siglo veinte, cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil". Ya el domingo encontró divididos a los "primos". Daniel Angelici decidió como presidente de Boca pedir lo que le había prometido a su par de River, Rodolfo D"Onofrío, que no pediría: ganar el partido en el escritorio de la Conmebol y así ser campeón. El episodio del "gas pimienta" en la Bombonera en el 2015 tuvo tintes muy parecidos, aunque a la inversa. Mañana, en Luque (Paraguay), estarán en una mesa Domínguez, Angelici y D"Onofrio para definir qué hacer.

El papelón ya está. Es un hecho y nadie borrará lo vivido el fin de semana. Román Riquelme fue claro y contundente: "El partido ya no importa". Parece que no todos piensan como el último gran 10.

Infantino se fue de la Argentina sin ver un River-Boca. Habrá pensado seguramente: "¿Para qué vine?".

En el medio de este desmanejo en todo sentido hay un sanjuanino: Claudio Tapia, presidente de la AFA. Chiqui, también vicepresidente de la Conmebol, no parece estar por arriba de la media de este descontrol. Su rol, más bien, resulta totalmente secundario. No faltará el que piense "esto con Grondona no pasaba".

"Es lo mismo el que labura noche y día como un buey que el que vive de los otros, que el que mata o el que cura o está fuera de la ley". Parece que sí, que Discépolo tenía razón. Al menos, en nuestro país casi nadie hace el mínimo esfuerzo para dejarlo en offside con lo que dijo hace...¡84 años!


Este bochorno se dio justo en la última final de la historia con ida y vuelta de la Copa Libertadores.