"Que se vayan todos, que no quede ni uno solo...". No fue sólo el insulto, también hubo silbidos y, sobre todo, mucha bronca de los hinchas de Rosario Central, tras la cuarta derrota consecutiva del Canalla. 

Ese malestar está plenamente justificado. Por algo el arquero Jeremías Ledesma fue el mejor futbolista de Central y por amplia distancia de sus compañeros. Es que claramente Aldosivi marcó más diferencias en el juego que en el marcador. El Tiburón se hizo fuerte básicamente desde su sentido colectivo. Sólido en la defensa, con buenas salidas laterales, elaboraciones rápidas y correcta cobertura de los espacios libres, el equipo de Gustavo Alvarez quizá tuvo una de sus mejores prestaciones del año, y eso que no contó con su rueda de auxilio en el ataque, Matías Pisano.

Los jugadores de Central hicieron casi todo mal. Los pases correctos fueron los fáciles, los laterales. Cada vez que había que profundizar la pifiaron, desde Ortigoza, un habitual buen pasador. Lovera quedó generalmente desubicado, Zampedri no se supo ubicar en posición de gol... Todo mal. Hasta incluso fue patético cómo se lesionó Camacho, una lesión muscular en un pique, sin marca.

Tan mal jugó Central que, por ahora, está ratificado que echar al Patón Bauza no fue la solución, y en esto no vale la pena hacer un juicio amplio con Paulo Ferrari porque apenas condujo al equipo. 

Aldosivi ratificó que puede jugar bien. Tiene futbolistas con precisión en el medio y un delantero difícil de tomar como Chávez.

La revancha será el próximo sábado en Mar del Plata. El Tiburón arrancará con dos goles de ventaja para quedar como rival de River en octavos de final. Pero su mayor diferencia es futbolística.

Fuente: Olé