Para gozar, hay que saber sufrir y en esta dramática e intensa historia de jugarse todo en un partido, Colón Junior logró su pasaje a la final del Oficial 2021 eliminando por penales 4-2 a Atlético Unión, que terminó invicto pero afuera de la definición de la temporada. Fue una semifinal intensa. Atrapante y visceral con un partido que terminó empatado 1-1 con los goles de Ramiro Sisterna para el Azul y de Carlos Méndez para el Merengue, matizada con la electrizante definición desde lo doce pasos, donde Pablo Carrizo, el arquero de Colón, terminó siendo el gran protagonista, rozando con la polémica por sus intervenciones en la previa de cada penal. Pero eso es ya anecdótico, lo que trasciende es la clasificación de Colón a la final, instalándose como pasó en 2019 y buscando ese título del Oficial que aún le falta. En Unión quedó el dolor de haber sido el único invicto en toda la temporada, quedándose sin nada cuando le sobraron méritos. Pero hubo un partido intenso. Con todos los ingredientes de los partidos que definen cosas. Arrancó mejor Colón Junior y sorprendió en esos primeros 25" a fondo, con mejor trato de pelota, con presión encima de los volantes de Unión. Y así, empezó a inquietar y a los 4" pudo haber abierto el marcador cuando, por milímetros, Carlos Mendez no alcanzó a conectar un centro desde la derecha. Le costó reacomodarse y reaccionar al equipo de Solera. Creció Barrios, mejoró Simone y con eso, los de Rawson empezaron a llegar al área de Colón. Reinoso no pudo conectar un centro de Simone pero fue simplemente un adelanto porque a los 38" tocaron al zurdo Simone y Quiroga lo tocó apenas pero fue penal. Lo cambió Sisterna por gol y con eso, Unión tenía efectividad total. Parecía que terminaba mejor el primer tiempo pero apareció Ochoa para armar una gran jugada por la derecha y levantarle el centro exacto a Carlos Méndez que definió en el descuento para poner todo como antes.

La final contra Atlético de la Juventud Alianza será el próximo domingo.

En el complemento, el arranque pareció ser mejor otra vez de Colón. Pero no tuvo peso en ataque como para poder resolverlo a su favor y Unión reaccionó. Mejor desde lo físico, el Azul fue a buscar la victoria pero se quedó sin respuestas ofensivas. Reinoso cabeceó alto en una, en otra no pudo llegar y con eso se le fueron las ilusiones. Colón, maltrecho desde lo físico, se fue quedando. Ochoa en una pierna, Rodríguez sentido y sin chances de cambio, sólo aguantó el final. Llegó el momento de los penales y ahí, Pablito Carrizo se agrandó como nunca. Adivinó ante Sisterna primero y luego, llevó al error a Rebecco que ajustó demasiado su remate para estrellarlo en el palo. Y así, con la fortuna de su lado, pero con el corazón como motor de sus ilusiones, Colón volvió a meterse en la final del fútbol sanjuanino para ir detrás de esa corona que aún se le niega.

CLAVES

Personalidad. Colón mostró actitud para buscar la final siempre, aun disminuido desde lo físico y con temple para ir a los penales.

Desaprovechó. Unión merecía algo más pero regaló los dos comienzos de cada etapa y eso le terminó complicando todo para quedarse afuera.

Previsible. La semifinal tuvo lo que todos esperaban: el buen trato de Colón Junior, ante la solidez de un Unión que terminó invicto el certamen.


Cuarta División

En Cuarta División, la finalísima la protagonizarán Atlético San Martín contra Atlético de la Juventud Alianza. Los Verdinegros se metieron en el partido decisivo tras eliminar a Peñarol. Empataron 1-1 en tiempo reglamentario y en los penales, terminaron ganando su pasaje a la final al vencer por 4-1.

LA FIGURA

Pablo Carrizo y su gran labor


Es parte del recambio generacional de Colón Junior y su irrupción en la Primera División del Merengue es parte de un proceso de más de dos años en los que Pablo Carrizo se fue haciendo dueño del arco. Y ayer, en cancha de Trinidad, terminó de confirmar que la camiseta no le queda grande más allá de la polémica que generó con su show personal en la serie de penales. Pero también atajó y puso en ganador a Colón en el primer remate atajándole a Sisterna sobre su derecha. Ahí empezó su historia que por instantes detonó los ánimos de Unión pero Carrizo ya sabía que había sido su día de gloria.