¿Vaso medio lleno o vaso medio vacío? Ese es el tremendo interrogante que el angustioso empate 2-2 frente a Estudiantes de Río Cuarto le dejará planteado a un Sportivo Desamparados que nunca le encontró la vuelta al partido y que casi lo termina lamentando. Todo, como se sabe, depende de Sportivo de cara a la clasificación y la noche del domingo parecía ser el momento indicado para dar el gran golpe y acomodarse definitivamente en puestos de clasificación. Pero no fue así. Sin la contundencia necesaria como para traducir lo que generó y con algunos desacoples defensivos, Desamparados terminó siendo presa de sus propias limitaciones y casi lo paga muy caro. Lo salvó su entrega, su sacrificio, pero es sabido que con eso, no siempre alcanza y menos cuando hay aspiraciones de protagonismo. Esa es la doble cara: su entrega por un lado y sus dudas por el otro.

Tal cual lo prometía la previa de un partido de recta final de campeonato, Sportivo salió a presionar bien arriba a Estudiantes. Lo llevó contra Mancinelli y llegó con cierto peligro. Tuvo tres claras en la primera parte: a los 10' Lamberti la tomó de volea y obligó a Mancinelli a una tapada sensacional; a los 36' Matías Garrido la bordó por la izquierda y metió el centro-pase que dio en el travesaño y a los 39' Cristian Pérez se comió el gol increíblemente debajo del arco. Esas fueron las tres de Sportivo y no las aprovechó. Estudiantes, de contra tuvo dos: una de Tambussi que definió mal y otra de Gatto, que obligó a la volada de Aguiar.

El comienzo de la segunda parte fue a pura furia. Al minuto, desbordaron a Fernández, todos miraron y Nicolás Gatto llegó solito para cabecear al gol. Un golpe tremendo que pudo ser peor si Andrés Aimar no reventaba el palo tras otro ataque de Estudiantes. A los 4' Corvalán puso el 1-1 que prometía ser el paso inicial para la victoria pero Desamparados se nubló mal y dio ventajas. Tantas, que a los 21', Tambussi primereó a su defensor, encaró contra Aguiar y la clavó allá abajo, donde duele, para estampar el 2-1 casi de nocaut.

Pero el corazón de Sportivo no se detuvo. Siguió siendo el motor para ir por el empate aunque lo aconsejable era pensarlo un poco más. Jugarlo con la cabeza. Pero Desamparados fue y fue. Aún equivocado. Y generó sus chances con Mc Coubrey, con Monesterolo. Fueron dos llegadas fondo que no terminaron en gol de milagro. Estudiantes también tuvo una más y en los pies de Gatto que definió débil. Y Sportivo fue. Con lo que le quedaba. Con el corazón en la mano y sabiendo a lo que se exponía. Y tuvo premio. Porque a los 48' le hicieron penal a Corvalán y Hernán Lamberti puso el 2-2 definitivo que premio y castigó en dosis iguales a dos equipos que apostaron a lo que hoy tienen.