Hay derrotas que duelen más que otras y la de anoche tiene que ser una de las más dolorosas para el presente de San Martín. Es que en su estreno en la Copa Argentina, por los 32avos de final, quedó eliminado a manos de Sarmiento de Junín, un rival que está dos categorías por debajo del Verdinegro en el escalafón futbolero nacional, demostrando muy poco, generando casi nada y siendo víctima al final de sus propias limitaciones. Así, con más pena que gloria, San Martín vio pasar la Copa Argentina. Perdiendo con justicia ante un rival como Sarmiento que aprovechó su buen presente y se metió ya entre los 32 mejores del torneo.

En el comienzo, el orden de Sarmiento se empezó a notar a partir del movimiento de sus volantes. Maidana y Garnier, por el centro, le ganaron la posesión a Carabajal y Wagner, los volantes verdinegros, y a partir de eso se acomodaron mejor. Sarmiento trataba de ser cuidadoso en el manejo de la pelota, sin dividirla nunca y buscando el mejor camino para habilitar a Cerutti y a Abila. Lo buscó pero no tenía profundidad. San Martín se fue parando casi para la contra y dependió mucho de las corridas solitarias de Graf y de Ayala. Así, Sarmiento pareció más equipo y de a poco se fue animando. A los 14’ Cerutti ganó por la derecha y su centro no fue conectado por Abila de milagro.

A los 30’ llegó el gol de Verde de Junín. Azil dejó atrás a Saavedra y a Carabajal contra la raya, metió el centro y el grandote Abila se elevó para clavar la pelota en el ángulo superior izquierdo de Ardente. Golazo. De ahí en más, Sarmiento terminó de justificar su ventaja con orden en este primer tiempo.

En la segunda parte, Garnero decidió apostar al ataque con Nuñez y Oviedo adentro para darle más fútbol al equipo. San Martín quiso y no pudo. Ese fue su problema. Intentó ir para adelante pero sin demasiada consistencia y así, su juego se hizo intrascendente. Sarmiento ya no fue el mismo porque sintió el peso del desgaste físico y solamente se decidió a esperar. San Martín apenas tuvo dos llegadas, primero con Wagner y luego con Graf. Demasiado poco. La Copa era historia, como para volver a sumergirse en el oscuro presente que vive en el Apertura.