Dolor. Sergio Agüero hizo historia en el Manchester City pero le faltó escribir la última página al perder la primera final de Champions para el club Celeste. Un cierre marcado por el dolor del Kun, consolado por sus compañeros.

La última función de Sergio Agüero con la camiseta de Manchester City quedará en la historia desde ayer, a pesar de los apenas 20 minutos en cancha en la caída con Chelsea en la final de la Champions League. Agüero no fue el de los últimos años. Apenas jugó siete partidos en la Champions, un gol a Porto y a Olympique de Marsella solamente, ambos en fase de grupos. Pero la idolatría no se manchó, ni siquiera se salpicó como se vio el fin de semana en su despedida en el estadio Ciudad de Manchester.

La gran hazaña no se consiguió, la Liga de Campeones quedó como materia pendiente, más allá de su rol secundario en la misma, y no pudo ser otro peldaño en su carrera dentro de la institución que lo tendrá como máximo ídolo por varias generaciones.

Los 36 millones de dólares pagados hace 10 años al Atlético de Madrid se devolvieron en creces, con un tanto cada 108 minutos jugados.

El primero de ellos contra Swansea City. Tocó una y terminó adentro, a pesar que quedaban solamente 30 minutos cuando pisó la cancha. Esa tarde, el entrenador Roberto Mancini lo mandó y el "Kun", con la 16 en la espalda, deslumbró a todos con un par de toques y el primer grito tras empujar un centro bajo.

Resignación. Agüero recibió su medalla y no quiso ni mirar la Copa. Un final de ciclo con amargura en el City.

Los medios compararon el estreno del argentino en la Premier League con los debuts de Alan Shearer, Jürgen Klinsmann o Fabrizio Ravanelli.

De su mano, el City y su grupo financiero (City Group) se lanzaron al plano mundial. Hasta su llegada solamente tenían 13 títulos en 131 años, uno cada década, y con el Kun fueron 16 en 10, una verdadera revolución futbolística, a la que se le sumaron socios argentinos como Pablo Zabaleta y Carlos Tevez.

Agüero, con el arribo de Guardiola, tuvo dos desafíos: acomodar su físico -le pidieron que baje de 76 a 72 kilos- con un cambio de hábito alimenticio y presionar más arriba.

El español tuvo los suyos, comprender que el Romario argentino siempre vivió al límite entre la relajación y el talento en cada día de su vida, y saber que en él tendría al goleador que llevó al City a la gloria nuevamente.

En el medio también pasó Manuel Pellegrini, realzado siempre por su manejo de los grupos, y en esa temporada 2015-2016 la gloria europea estuvo cerca con la llegada a las semifinales de la Champions, la conquista de una Premier y 28 gritos del surgido de Independiente.

En lo personal, Agüero hizo 260 goles (39 en Champions) en 389 partidos de todas las competencias y desde octubre de 2017 es el máximo goleador de la historia de Manchester City y el cuarto artillero de toda la Premier League.

  • Chelsea se dio el gran gusto ante el City

Chelsea superó a Manchester City por 1 a 0 en el estadio do Dragão de Oporto, Portugal, y se consagró campeón de la Champions League por segunda vez en su historia. El delantero alemán Kai Havertz, a los 42 minutos del primer tiempo, hizo el único gol de la final entre equipos ingleses. En el banco de Chelsea estuvo el arquero argentino Wilfredo Caballero, como en otras 12 ocasiones en la temporada de la Champions.

Los dirigidos por el alemán Thomas Tuchel impusieron sus condiciones desde el principio hasta el final, contaron con las situaciones más peligrosas y no le permitieron al Manchester City hacer lo que más sabe, más allá de los minutos finales en los que empujó con ganas y pocas ideas.

Chelsea, directo y versátil en ataque, achicó los espacios en los minutos iniciales, se movió en bloque y le tapó todas las salidas a Manchester City.

El City, a su vez, tuvo la posesión de la pelota, algo característico de los equipos de Guardiola, pero sin la fluidez necesaria para traducirla en poderío ofensivo. Solamente Sterling rompió líneas cuando la agarró gracias a su velocidad y habilidad pero sin tener socios y con De Bruyne bien tomado y Riyad Mahrez desaparecido. No sorprendió el gol de Havertz sobre el final del primer tiempo. La jugada, un calco de todo lo visto: salida directa con un pase desde el medio, pique de un atacante y mano a mano frente a Ederson. En el complemento el Chelsea se replegó, aguantó las embestidas de su rival y tuvo algunas chances de aumentar a través de contragolpes.