Su carrera está emparentada con los goles clave. De hecho, en el día de su debut con Nacional de Montevideo anotó el tanto que le permitió a su equipo ganar la Liguilla Pre-Libertadores en el 2008. A los 27 años transita la plenitud de una trayectoria con muchos alaridos, pero no exenta de problemas fuera de la cancha. Se trata de Sebastián Damián García Correa, el Morro para el mundo futbolero, ese que llegó a Godoy Cruz el Día de Reyes del 2016 y hoy lo tiene al Tomba con el sueño más latente que nunca de pelearla la Superliga a Boca, cuando restan cuatro fechas y los separa esa cantidad de puntos. Su doblete el sábado en Mendoza sobre Temperley lo llevaron a sumar 13 goles en el certamen y así convertirse en "El personaje del finde' para DIARIO DE CUYO.


"A mi abuela no le gustaba que me dijeran "negro' y entonces retaba a los que me lo decían. Hasta que un día alguien me dijo "morro' y a ella le agradó. Y ahí me quedó para siempre". Así contó García el origen de su apodo, una palabra que se usa más para nombrarlo que lo propio que enuncia su DNI.


Sebastián vive en Godoy Cruz su mejor momento profesional. Tuvo un gran inicio de carrera en Nacional, pero luego transitó algunas mesetas en su paso por Paranaense (Brasil), Kasimpasa (Turquía) y River, también de Uruguay. "Vine a Godoy Cruz a ganarme un nombre y lo estoy haciendo. Quiero dejar una huella", remarcó en más de una ocasión desde que arribó al club mendocino donde suma 33 tantos en 66 partidos, es decir un tremendo promedio de un gol cada dos partidos.


Su trayectoria también lo tuvo implicado en algunos conflictos. Un antidoping positivo por cocaína y haber perdido la licencia por manejar ebrio manchan en algo su curriculum.


Hoy, asentado en Mendoza con su esposa e hija, todo eso queda en el pasado. Soñador como todos en este Godoy Cruz que ilusiona, el Morro quiere un pleno: "Ojalá se nos pueda dar el título. No será fácil quitarle el título a un gigante como Boca, pero nosotros nos tenemos toda la confianza", subrayó. En un mes se sabrá si hubo proeza tombina.