Argentina le ganó a Polonia, el campeón del mundo, en el Mundial de voley por 15-25, 25-19, 25-23, 23-25 y 16-14. Fue un partido intenso, discutido y con la intervención permanente de los árbitros en el quinto set. Por eso, consumada la victoria, Julio Velasco estalló con un festejo maradoniano, muy distante de su habitual actitud como entrenador.

Después de empezar en desventaja, Argentina se recuperó y pasó al frente. Y aunque perdió ajustadamente el cuarto set, fue el tie break el que amenazó con desconcentrar al seleccionado.

¿Por qué? El cierre se vio seriamente influido por decisiones arbitrales, que le dieron la chance de cierre a Polonia luego de dos fallos en contra. Sin embargo, la Selección dio una muestra de coraje y en una remontada inolvidable, dio vuelta el tablero con Crer y lo cerró con Solé 16-14.

Tras ese punto definitivo de Solé, el técnico de la selección argentina de vóleibol se cruzó toda la cancha y le dedicó al estadio un corte de manga. Enfurecido con el técnico rival, el belga Vital Heynen, Velasco no pudo ocultar su desahogo. Los jugadores tampoco: posaron para la foto haciendo el gesto del challenge, el pedido del VAR en el vóleibol.

Sin dudas, la corrida y el festejo de Velasco quedarán inmortalizados como aquella celebración de Rubén Magnano del 15 de agosto de 2004, cuando Ginóbili clavó una palomita soñada para el triunfo del seleccionado de básquet ante Serbia en el debut de los inolvidables Juegos Olímpicos de Atenas 2004.