El día que Leandro Vega llegó al Verdinegro cedido de River Plate.

Las imágenes que llegan desde Ecuador son desgarradoras. Principalmente, de Guayaquil. La fulminante propagación del coronavirus provocó escenas trágicas. Los hospitales colapsaron. Y las funerarias están desbordadas. Esta situación llevó a que se acumulen cadáveres en las casas y en las calles.

En Guayaquil está Leandro Vega. Fue jugador de River, Newell’s y San Martín de San Juan, con un breve paso a préstamo tras ser cedido por el Millonario. Y desde hace dos temporadas viste la camiseta azul de Emelec, uno de los clubes más importantes de Ecuador. 

“Las imágenes son reales. Dejan a las personas muertas en la calle, en las veredas, en las casas. No los van a buscar y los queman. Es muy jodido lo que está pasando”, contó, muy preocupado. Tan impactante es lo que ve, que parece un relato de ciencia ficción. Pero no. Es real. “No quieren levantar los muertos de las calles. No se puede creer lo que se ve, estamos sufriendo, es terrible”, añadió el futbolista que disputó los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

El temor se palpa. Mucho más después de que se enteraran de que una persona cercana dio positivo. El Covid-19 pudo haber ingresado a su hogar. “Tenemos miedo, sí. Y me da más miedo porque estuve trabajando con un kinesiólogo que venía a casa a ayudarme con la recuperación de mi lesión y ahora está infectado. Hace una semana y media dejó de venir porque empezó con los síntomas y hace tres días le dio positivo el test. Entonces, uno no sabe cuándo puede llegar el virus. Da miedo”, expresó el defensor.

Vega con la casaca del Emelec

Y para demostrar la gravedad de la situación, agregó: “A los hospitales no se puede ir porque están colapsados y los médicos están a full. A uno de los utileros del club le dio positivo y está en su casa porque hace dos días fue a un hospital y estuvo afuera todo el día sin que lo puedan atender”.

El kinesiólogo que atendía a Vega es Luis Zambrano, quien trabaja en Emelec. Y su familia también está infectada. “Él ahora está en su casa porque no hay cama en los hospitales para que puedan internarlo. Hablé hacé dos días con él y me dijo que estaba mejor pero venía de un par de días complicados, le costaba respirar”, relató Vega.

Y siguió: “Estoy asustado porque él venía a casa y no sé si nos trasladó el virus o no. Nosotros por ahora no tenemos síntomas y tratamos de hacer las cosas bien, en cuanto a la higiene, a tomar las vitaminas correspondientes. La única que sale de casa es mi mujer pero de vez en cuando para comprar comida, yo mucho no puedo salir por la lesión y si necesito remedios les pedimos a los médicos del club y te los envían de alguna manera”.

Vega continuó con su crudo relato: “Si no tenés síntomas, el testeo no te lo hacen por más que haya tenido hasta hace poco contacto con una persona que ahora está infectada. Y si no tenés la mayoría de los síntomas te dicen que no vayas a los hospitales. Hay mucho miedo en la gente de tener contacto con la calle y contagiarse. Si la gente necesita remedios, hacen pedidos”. Y la crudeza de lo que se vive se resume en la siguiente frase: “Se le está dando prioridad a la gente más joven que a los más grandes porque a éstos no les dan muchas esperanzas”.

Vega pasa sus días junto a su mujer Micaela y sus hijas, Catalina, de 7 años y Francesca, de 5 en un departamento de un complejo urbano en las afueras de Guayaquil..

Fuente: clarin.com