Fue un festejo digno de un grupo de hinchas reunidos en un bar. Pero no, era propio. Eran los protagonistas. La selección argentina de básquet siguió de cerca el partido que Brasil perdió con Estados Unidos (89-73 para los norteamericanos) y que le dio al conjunto nacional su ticket para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

En el lobby del hotel de Dongguan, Sergio Hernández y sus dirigidos celebraron haber conseguido uno de los grandes objetivos del Mundial de China y demostraron, una vez más, que en la intimidad son un grupo de hinchas. Ellos también.