"Yo dudo de todo, de lo que no dudo es de mi duda', decía el filosofo francés Renato Descartes. Y después de ver imágenes de Floyd Mayweather subiendo paquetones de billetes de dólares en el baúl de una camioneta, me cuesta creer que "Money" cumpla con su palabra de no volver a subir al ring.

¿Por qué? Porque tuvo la lucidez de tomar distancia y re-potenciar su figura para volver, tras casi dos años, armando un espectáculo más emparentado con el catch que con el boxeo que le permitió llevar a sus arcas 350 millones de dólares, ganados en poco menos de media hora contra un rival digno por las ganas que puso sobre el cuadrilátero y la humanidad que dejó recibiendo una paliza; pero indigno de ser catalogado como boxeador. Por eso, Money se convirtió en "El personaje del finde" de DIARIO DE CUYO.

Así como Alfredo Distéfano en el jardín de entrada a su casa de Madrid tenía un monumento a la pelota de fútbol, con la consigna: "Gracias vieja". Conor McGregor debería ya estar poniendo el pedestal para una estatua de Mayweather, que le permitió asegurar su futuro y el de varias generaciones de sus descendientes.

"Ya está decidido, no vuelvo más al ring. Esta ha sido mi última pelea...".

 Floyd Mayweather -  Quíntuple campeón mundial



El irlandés, notable peleador de las artes marciales mixtas, fue un títere sobre el ring del T-Mobile, al que el púgil norteamericano manejó a su placer. Como era lógico debía ocurrir entre una súper estrella del pugilismo rentado, ante un debutante absoluto que hizo un curso intensivo de cuatro meses para aprender lo que a los boxeadores profesionales les lleva años, incluyendo sus inicios amateurs, estamentos que Conor saltó sin red.

¿Por qué dudo que Mayweather no vuelva a subir a un ring? Porque -dicho sin ningún sentido peyorativo- "por la plata baila el mono". Dentro de 18 días el mexicano Saúl "Canelo" Álvarez y Gennady "GGG" Golovkin darán vida a la mejor pelea de boxeo que puede programarse en estos tiempos y en uno de los asientos de la primera fila estará "Money".

Con lo que le gusta la plata y después de haber dilapidado varios miles de dólares de la jugosa bolsa que ganó con McGregor, como se lo vió tirándolos al piso en una fiesta organizada en su cabaret, no sería cosa de otro mundo que tomara el guante cuando el ganador del combate, en serio, que se realizará en el mismo escenario lo rete públicamente.

Porque, tanto "Canelo" como "GGG" saben que la única manera de ganar un centenar de millones de dólares es enfrentando a Mayweather. Y Floyd, que al finalizar la pelea del sábado dijo: "Está decidido, no vuelvo más. Esta ha sido mi última pelea. Esta es una decisión que voy a cumplir"; es un as para los negocios e íntimamente sabe que enfrentar a Canelo (a quien ya venció en 2013) o al ruso le depararía una bolsa que podría superar la que ganó con McGregor.

Él es el dueño del negocio. Es el rey Midas que convierte en rico a quienes lo enfrentan. Es quien marca las reglas, por lo que no sería utópico suponer que para febrero o marzo de 2018, vuelva a subir a un cuadrilátero. Ya logró la marca de 50-0 en su récord, pero le falta una marca que superar... La de los 350 millones de dólares que ganó en la madrugada del domingo.

Claro que, así como a McGregor lo obligó a que intentara encauzar sus ímpetus dentro de la reglamentación del boxeo, como es quien tiene el mango de la sartén, no tendrá empacho en exigirles, a Álvarez o Golovkin, que bajen a los 69,853 kilogramos, límite de la categoría superwelter. La plata por la que deberán bailar en un ring de 6x6 metros contra "Money'; es motivación suficiente para retarlo, primero y enfrentarlo, después, aceptando sus condicionamientos.