Que Vélez juega bien no es noticia. Cualquiera que lo haya visto sabe lo bien que trata a la pelota el equipo de Heinze. Lo interesante que es su propuesta futbolística. Tal vez desde los resultados todavía adeude algo, pero ajustando algunas pocas cositas seguramente este Vélez se convierta en un gran, gran Vélez.

Para ello el primer paso era ganarle a Atlético Tucumán. El triunfo lo consolidaba en zona clasificación a la Sudamericana y lo catapultaba para pelearle la plaza del torneo más imporntante del continente a los tucumanos y a River. Por eso, sin dudas, en Liniers se festejó tanto: a dos puntos de los puestos de Libertadores, el sueño de meterse en la Copa sigue latente.

Es cierto que River todavía tiene que jugar contra Independiente (domingo a las 17.45 en el Monumental) y que de ganar su partido se irá a cinco de Vélez, pero en el Amalfinati lo que sobra es la fe. En Tucumán sucede algo similar: saben que perdieron dos partidos importantísimos pero creen que la clasificación a la Libertadores todavía puede conseguirse.