Igual que le ocurrió a San Martín durante este Apertura, en el caso de su goleador, Sebastián Penco, también el camino en el regreso a Primera no le fue para nada sencillo hasta encontrar el mejor momento. Es que el nueve del Verdinegro debió lidiar con muchos contratiempos para ser nuevamente uno de los goleadores del equipo y tener su desahogo el sábado con el tanto ante Unión, un club al que tiene alquilado cuando lo enfrenta en Concepción. En este semestre, la moto fue una de enduro...

La expulsión ante Gimnasia el día del ascenso en La Plata, cuando Penco marcó el gol de San Martín para el 1-1, provocó que el nacido en Morón se perdiera el estreno del equipo en Primera. Debió esperar hasta el segundo encuentro, frente a Lanús, para su regreso a la máxima categoría del país, luego de haber incursionado por única vez con Racing en el 2004. "Es una cuenta pendiente\'\', tiró en la previa del choque ante el Granate. Ese día hubo ovación para SP9 en su regreso al Hilario Sánchez tras el ascenso, pero al encuentro siguiente llegó el primer gran golpe del semestre: el desgarro contra Estudiantes. Con sólo diez minutos en cancha en el Único de La Plata, Penco debió dejar el campo de juego lesionado tras la rotura fibrilar en el aductor derecho. Una vez recuperado de ese problema asomó otra complicación muscular, en este caso llamada pubialgia y el miedo siempre latente de esta clase de lesiones que son muy duras de superar. Después de 34 días y seis partidos, volvió en Liniers en carácter de suplente en aquel 0-1 contra Vélez.

Su aparición en la red para su primer grito en Primera se dio justamente en el clásico, en un partido "especial para nosotros y el hincha\'\', tal cual reconoció antes del choque en Mendoza contra Godoy Cruz. De esta manera, sumó otro eslabón en su rol de ídolo dentro del hincha verdinegro al marcarle al rival menos querido. Al siguiente choque cortó la sequía en el Hilario Sánchez tras anotarle a Banfield, de penal, para el triunfo 2-1 contra los de Ricardo La Volpe. "Uno vive del gol y marcar es algo que a uno le hace muy bien'', reconoció entonces el atacante de 28 años y quien en San Martín tiene a su 11er equipo como profesional, el primero en el interior de nuestro país.

Cuando parecía que otra vez Penco vivía una de esas seguidillas que tanto conoce y que lo posicionaron como el segundo máximo goleador en la era profesional del club, otra vez aparecieron las pálidas. El 0-2 con Arsenal trajo de plus el penal fallado por el nueve en Sarandí. El empate contra All Boys en el Pueblo Viejo generó ciertos reproches para el equipo e, inexplicablemente, también para Penco. Claro que todo cambió con el 3-0 en Bahía y el triunfo antenoche contra Unión, donde Penco le convirtió nuevamente al Tatengue. Esta vez con un cabezazo letal y un festejo repleto de desahogo más que de su clásica coreografía con la motoneta. La bronca por las críticas, los tres partidos sin convertir, incluida la decisión de que no patea los penales, justificaron semejante corrida para dedicárselo a su pareja en la platea Oeste. Fue la noche de su gol 36 en las tres temporadas que suma en San Martín. Todavía está lejos de Pablo Marini, quien sumó 66 en total. Claro que el Pomelo lo hizo a lo largo de sus siete campañas en Concepción. Este diseñador de ropa interior de su propia marca (SP9) y ojotas hawaianas tiene contrato con San Martín hasta mediados del 2014, y por eso nadie puede asegurar que el récord está seguro.