Lo vieron todos, los del palo del rugby y los que no, esos que después de la victoria contra los All Blacks y el empate frente a los Wallabies, pensaron que después de mucho tiempo la realidad cambiaría, que el abismo que separaba al seleccionado argentino con los de Nueva Zelanda y Australia se había achicado. Que se les podía jugar de igual a igual, que aquello de que se agiganta cada logró como si fuera una final ganada de un Mundial, pasaba a ser historia. En el partido de ayer Los Pumas fueron vencidos como antes, apabullados por esa marea vestida de negro. Pero antes del 0- 38 categórico, perdieron el partido más importante, el del reconocimiento a esa persona que mejor que nadie demostró orgullo por vestir la camiseta albiceleste. La ofrenda de respeto conmovedora que tuvieron los All Blacks, cuando Sam Cane depositó frente a los jugadores argentinos la camiseta negra con el número 10 y el apellido Maradona, contrastó con el improvisado brazalete negro, casi inadvertido con el que salieron a jugar el partido. “Sigo sin entender la nula acción de los Pumas con relación a homenajear a Diego Maradona y quedaron más en evidencia con el tributo All Blacks”, comentó mediante un tuit ayer Alejandro Coccia, relator de ESPN. Se dijo que los jugadores decidieron salir con el improvisado brazalete. ¿Y la dirigencia? ¿Como en otros deportes van a viajar nada más? Con el solo hecho de visitar un camarín y cantar con los jugadores, Maradona aportó más que nadie para que el rugby ganara un espacio en el corazón del argentino que no tiene como su deporte preferido.