Hace una semana Pablo Pérez enardeció a los hinchas de Boca cuando reconoció que, si le daban a elegir, prefería ganar un Mundial antes que una final de la Copa Libertadores contra River, como la que se jugó el año pasado. En ese momento, el actual mediocampista de Independiente, a pesar de que sabía que iba a ser muy criticado, no hizo más que decir lo que la mayoría de los futbolistas piensan. La Selección argentina, para muchos, ni siquiera tiene comparación.

Este sábado, Ariel Ortega, ídolo de River, salió a bancar a Pérez con una declaración similar. "Eso -por el malestar de los hinchas de Boca con el mediocampista- pasa porque está todo muy fresco, pero creo que todos los que jugamos al fútbol, los que alguna vez entramos a un campo de juego, sin dudas elegimos a la Selección. Para mí fue lo máximo, es lo más lindo que me pasó", aseguró el Burrito en el programa Podemos Hablar.

"Amo a River, estoy identificado con River, es mi lugar en el mundo, pero defender a tu país es lo máximo", agregó Ortega, que jugó tres mundiales con la Selección: 1994, 1998 y 2002.

El Burrito, por otra parte, también se refirió al Mundial 94 y a cómo fue convivir con Diego Maradona. "Tuve el honor de jugar y concentrar con él. Fue una experiencia increíble. Haber vivido toda esa época, yo con 19 años, no se puede explicar. Mirarlo a Diego todos los días en los entrenamientos y compartir momentos con él fue algo maravilloso", reconoció.

Además dio detalles sobre cómo fueron las horas posteriores a la suspensión de Maradona en el Mundial de Estados Unidos. "Terminó el partido con Nigeria, él se fue al control y no lo vimos más. Al otro día, internamente, ya se sabía. Fue un luto, no lo podíamos creer, teníamos mucha ilusión. Estábamos para ganar ese Mundial", afirmó.

También dio detalles sobre el regalo que le hizo Lionel Messi a su hijo. "En un partido amistoso en Chile le pedí si se podía sacar una foto con mi hijo. En ese momento Leo se sacó los botines y se los regaló", aseguró.

Por último contó una anécdota muy particular sobre sus inicios como futbolista en Jujuy. El Burrito, con apenas 15 años, entró a jugar un clásico en su pueblo sin saber que el partido estaba arreglado. "Como yo era el más chico no me dijeron nada. El empate nos daba la clasificación a los dos. Yo estaba de suplente y el técnico me puso en los últimos cinco minutos, porque ya estaba, pero entré y metí un gol. Me acuerdo que en ese momento -en el festejo- esperaba que me vinieran a abrazar pero nadie venía", relató entre risas el ídolo de River.