Inolvidable. Por todo. Por los colores. Por la multitud. Por la pasión. Por el encierro general de una fiesta completa. ¿Para qué más? ¿Por qué menos? La historia dirá que un miércoles 16 de marzo de 2011 quedó inaugurado oficialmente el Estadio del Bicentenario. Ese que tuvo el nacimiento de su idea en el 2007 y que hoy, allá en los pagos pocitanos, quedó estampado de manera eterna.

Todo fue majestuoso. Desde la previa, inclusive. Había que ver esas colas interminables de autos que llenaban el horizonte de la ruta 40. Más de tres kilómetros y medio de autos. Uno detrás del otro y repletos por dentro. El reloj todavía no llegaba a las 19 y todo lo que rodeaba al Estadio era multitud.

A las 20 las tribunas ardían dentro del Estadio. Afuera, se empezaban a formar peligrosas colas que después desatarían momentos de locura por tratar de entrar a la cancha. Si cuentan que este Estadio tiene capacidad para 26.000 personas, a esa hora ya había alrededor de 30.000 entre los de adentro y los de afuera.

El gobernador José Luis Gioja pasó el portón principal a las 20.18. Un mundo lo rodeaba y él, orgulloso respondía a todos y saludaba a propios y extraños. El menor de los hermanos Uñac -Sergio, el intendente de Pocito y anfitrión en este caso- lo esperó y le dio la bienvenida.

Se sumó la comitiva visitante -con dirigentes y otras personalidades que tenían al presidente de AFA, Julio Grondona, como cabeza visible- y todos pasaron al tradicional corte de cinta y descubrimiento de placas. Después a esperar la teleconferencia con la presidente Cristina Fernández. Y en el diálogo entre el gobernador y la primera dama, un recuerdo ineludible: El sí que dio Néstor Kirchner por aquel entonces (año 2007) y esta realidad de hoy. Lágrimas de Cristina. Orgullo de José Luis. Y la ovación cerrada que bajó desde las tribunas. "Gracias presidenta -dijo el gobernador-, un aplauso para usted y por apoyarnos en este sueño a todos los sanjuaninos".

Eran las 21.05, se retiraron las autoridades a los palcos y se apagaron las luces. Empezó una parte magnífica de la fiesta. El acto inaugural. Lleno de color y calor. Entusiasmo de los chicos protagonistas adentro de la cancha. Admiración y ovación en las tribunas.

Corrieron. Cantaron. Desplegaron todo lo que habían ensayado. Ellos, los chicos que jamás olvidarán que fueron actores principales en ese momento, cumplieron al pie de la letra con las coreografías. Después el Himno Nacional en una versión particular cantado por Daniel Ahún y acompañado por una pequeña que descendió desde las alturas a través de un arnés. Por ese entonces los flashes de las cámaras de fotos se venían en todo el horizonte de la tribuna.

El pie ideal para el ingreso de Sergio Goycochea -el hombre figura de la próxima Copa América- que levantó una pelota en el medio de la cancha ante el griterío general. Y los fuegos artificiales. Fueron casi 5 minutos de espectacularidad. Orgullosos, todos, observaban casi atónitos el firmamento multicolor.

Hasta que llegó el cierre esperado: La presentación de la Selección argentina de fútbol. Ganándole sin contemplaciones a su similar de Venezuela. Cumpliendo con el programa. Inclusive tributándole todos un sentido homenaje a las víctimas del terremoto en Japón con un minuto de silencio tras volver del entretiempo.

Para qué más. Si se dio todo. Hasta con la temperatura ideal de un verano que se va. Fue La fiesta inolvidable. La que alguna vez soñó Peter Seller con su película que corrió el mundo y que ayer los sanjuaninos vivieron a pleno. Por eso este 16 de marzo quedará imborrable en nuestro calendario...