Este miércoles San Martín festeja los 10 años del segundo ascenso a Primera, ese que se concretó en el Bosque platense luego de imponerse por 2-1 en la serie ante Gimnasia y Esgrima La Plata y DIARIO DE CUYO eligió una de las tantas historias de hinchas para recordar aquella gesta deportiva.

Osvaldo Gómez y Matías Rodríguez son amigos y fanáticos del Verdinegro pero, además, en aquel momento eran compañeros de trabajo en un reconocido boliche de Capital, donde culminaron un raid de pasión y aliento que se extendió por más de 48 horas.

La aventura comenzó a gestarse cuando se enteraron de que San Martín iba a jugar la promoción frente al Lobo platense. Con varios partidos alentando al equipo en condición de visitante, se pusieron manos a la obra para organizar el viaje rumbo a la Ciudad de las Diagonales. El primer paso fue contratar un buen colectivo y luego promocionarlo en el encuentro de ida en el Hilario Sánchez (fue triunfo por 1-0 con gol de Roberval) a un precio impensado para los tiempos actuales: $400 ida y vuelta más entrada y comida.

El miércoles 29 de junio partieron rumbo a La Plata y llegaron en la mañana del 30, la fecha fijada para el segundo partido de la promoción. Al arribar a la ciudad bonaerense, el chofer fue hasta una comisaría para que lo guiaran en el camino rumbo al estadio tripero. Y fue allí cuando se armó un gran despliegue de seguridad que sorprendió a los sanjuaninos. “No entendíamos nada, pero después nos dijeron que el intenso operativo se debía por el reciente descenso de River (cuatro días antes) y todos los incidentes que se generaron después en Capital Federal y alrededores”, contó Osvaldo.

El colectivo llegó al estadio Juan Carmelo Zerillo y los hinchas ingresaron con varias horas de anticipación al partido, mientras que el resto de los simpatizantes que habían viajado desde San Juan lo hicieron con el encuentro en desarrollo. “Entramos como dos horas antes y nos ubicamos en la tribuna con los familiares de los jugadores y también con los dirigentes. Pudimos ver el calentamiento previo y ya se veía a los jugadores con un semblante positivo, con confianza por haber ganado el partido de ida y porque había un muy buen equipo”, recordó el hincha verdinegro.

Con el correr de los minutos, los fanáticos sanjuaninos fueron calentando con cánticos y todo el cotillón la fría tarde platense hasta que comenzó el partido. En el inicio llegó la primera alegría verdinegra gracias al gol de Sebastián Penco que hizo vibrar al puñado de hinchas que habían llegado antes. Luego, en el segundo tiempo, José Vizcarra puso la igualdad y le dio dramatismo al desenlace hasta que llegó la jugada más polémica que tuvo como gran protagonista a Mariano Messera, exjugador y actual entrenador de Gimnasia.

“Nadie podía creerlo. Todos nos miramos entre nosotros porque no entendíamos nada. No nos entraba en la cabeza cómo un jugador con esa experiencia se iba frenando en ese contraataque y, en vez de definir, le dio el pase a Barreiro. Era el gol que faltaba para liquidar la serie, fue muy cuestionado”, aseguró Matías.

Desde ese momento la tensión se apoderó de los hinchas por algún posible gol del equipo local, pero el tiempo se consumió y el ascenso de San Martín ya estaba escrito. La fiesta continuó en la tribuna visitante por más de una hora post partido pero los fanáticos solo pudieron festejar algunos minutos con los jugadores debido a las duras medidas de seguridad que habían ejecutado tras el descenso de River.

“Los hinchas de Gimnasia se portaron muy bien con nosotros a pesar del descenso de ellos, pero nos quedamos con ganas de seguir festejando con los jugadores en la cancha. Por eso los dirigentes de San Martín nos dijeron que iban a acordar que el vuelo de la delegación llegara a San Juan en simultáneo con el arribo de los colectivos de los simpatizantes para hacer una caravana hasta el club”, contó Matías.

Nuevamente, con un gran despliegue policial de por medio que incluyó hasta helicópteros, los fanáticos verdinegros dejaron La Plata y pararon a cenar en una parrillada en las afueras del área metropolitana. La celebración no cesó y se extendió hasta que se encontraron con los jugadores en el aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento para encarar una multitudinaria caravana.

“Llegamos el viernes, amanecidos por el largo viaje y los festejos en el colectivo, pero igual fuimos a la cancha a saludar a los protagonistas de este ascenso histórico. Después nos tomamos un tiempo para descansar y a la noche fuimos a trabajar al boliche, donde la mayoría de los jugadores fue a cenar para celebrar gracias a una gestión de nuestro grupo de amigos”, recordó Osvaldo. Y aquella noche, ya del 1 de julio, Mariano Messera continuó en el ojo de la tormenta y hasta fue increpado por algunos hinchas que cuestionaron su accionar cuando el partido ante Gimnasia estaba 1-1.

Fueron 48 horas de pasión y aliento dedicado al club de sus amores, que les dio la posibilidad de jugar por segunda vez en la elite del fútbol argentino. “La diferencia con el primer ascenso es que en el 2007 pensábamos que era imposible lograrlo, por cómo se dio el partido con Huracán. Fue único. Y lo que pasó en La Plata también fue por demás especial, porque fue de visitante, Gimnasia venía con ventaja deportiva y se trataba de un rival con mucha historia, pero después del descenso de River cuatro días antes, todo se volvió más posible”, finalizó Matías.